Estrellas

Sólo tengo un puñado de estrellas para acompañar el diamante que brilla en tu corazón. Déjame entrar en tus sueños, vengo a quedarme a vivir en tu sonrisa. Permíteme ser parte de tus noches, donde los sueños se tejen con hilos de esperanza y fantasía. Quiero habitar en la curva de tus labios, en esa sonrisa que ilumina incluso los días más oscuros. Traigo conmigo un puñado de estrellas, destellos de luz que encontré en los rincones del universo, y los ofrezco como compañeras para el diamante que brilla en tu corazón, ese faro que guía y calienta el alma. En tu sonrisa, encuentro un refugio, un lugar donde el tiempo se detiene y la belleza de la vida se revela en su forma más pura. Deja que mis estrellas se mezclen con tu luz, creando constelaciones de alegría y serenidad. Juntos, podemos navegar por los océanos de la noche, descubriendo nuevos horizontes y secretos escondidos en la vastedad del cielo. Déjame ser un viajero en tu mundo de sueños, un guardián de tu felicidad. Que mis estrellas sean la promesa de noches estrelladas y mañanas radiantes y que el diamante en tu corazón brille siempre con la intensidad del amor y la esperanza. Estrellas

Rubia

Era una rubia despampanante, que con sólo moverse la tierra le abría un surco cual alfombra de oro y sueños, y el tiempo se detenía, maravillado, para contemplar su esplendor. Pero yo, siempre rebelde, sentía una irremediable conexión visual con una morocha bajita, de cabellos rizados y sonrisa perfecta, una melodía de risas en el viento. Mientras la rubia perfecta generaba colapsos de miradas, la admiración de los ruiseñores cantaba su nombre en los jardines del Edén, yo me alejaba, soñador y perdido, con la mirada aún llena de rizos, pensando su nombre, imaginando sus besos. La rubia era perfecta, pecado de ángeles y resurrección de ancianos, una diosa entre mortales, brillando con luz propia. Pero yo, silencioso, seguía con la mirada en la morocha bajita, en su misterio y dulzura, en el hechizo de su risa. En silencio, casi como diciéndole "te quiero", mis pensamientos vagaban entre sus rizos y su sonrisa, creando un universo de sueños donde ella era la única estrella. La rubia, en su perfección, despertaba suspiros y fantasías, pero mi corazón, rebelde y sincero, se rendía ante una sonrisa, la dueña de mis silencios, la reina de mis susurros. Mientras la rubia paseaba su gloria, mi alma se aferraba a los sueños de aquella bajita, discreta y mágica mujer de sonrisa encantada, deseando sus abrazos, anhelando sus besos. Así, en este dilema de sueños, desde mis años mozos, vivo cada día, entre la perfección que deslumbra y la sencillez que enamora, siguiendo siempre a mi corazón, que en silencio, le dice todavía "te quiero" a la morocha de mis sueños. Rubia

Karma

El karma del universo es infalible: amor con amor se paga y la vida misma nace del amor. Así como una lágrima, el amor que damos y recibimos se transforma. Dejando huellas indelebles en el tejido de nuestras almas. Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna. En la aceptación y el cuidado propio, hallamos la fortaleza para amar a los demás de manera auténtica y profunda. Es en el abrazo de nuestras propias imperfecciones donde encontramos la capacidad de sanar. A nosotros mismos como a los corazones que se cruzan en nuestro camino. El amor propio nos enseña a valorar y proteger los corazones ajenos, reconociendo la fragilidad y la belleza en cada cicatriz. Porque nada escapa al karma del universo; cada acto de amor, cada gesto de bondad, reverbera en el infinito, tejiendo una red de conexiones que nos une a todos en la danza eterna de la existencia. En el respeto y el cuidado de los corazones rotos, sembramos las semillas de un mundo más compasivo y amoroso. Y así, cada lágrima derramada, cada sonrisa compartida, se convierte en un paso más hacia la construcción de una historia de amor que trasciende el tiempo y el espacio, reflejando la esencia misma del universo. Los sueños, esos delicados susurros del alma, tienen un poder inmenso. Nos impulsan, nos inspiran y a veces, nos desafían. Son espejismos de esperanza que nos guían a través de los desiertos de la vida. Pero, como advierte el monje, debemos ser sabios en su protección. No entreguemos nuestros sueños a manos que no saben apreciar su fragilidad, a corazones que no entienden su valor. Un corazón roto es un paisaje de cicatrices y silencios. Al encontrarnos con uno, tenemos la responsabilidad de tratarlos con la misma delicadeza con la que cuidamos nuestros propios sueños. Cada herida, cada grieta, es un testimonio de la valentía de haber amado y perdido. Respetemos esas heridas, seamos guardianes de su dolor si no podemos ser su cura. En la encrucijada de los sueños y los corazones rotos, se encuentra una verdad profunda: la conexión humana está tejida por hilos de vulnerabilidad y esperanza. Al respetar y proteger estos hilos, creamos un tapiz de compasión y amor que sostiene nuestras vidas. Porque en el respeto y la comprensión de los sueños y las heridas de los demás, hallamos la verdadera esencia de nuestra humanidad.   karma

Espejismo

El amor, cuando se vuelve una búsqueda incansable, a veces se convierte en un espejismo, en una ilusión que nos mantiene en movimiento. Pero cuando el instante justo salta al siguiente como un electrón, deja que el momento se disuelva en la bruma del tiempo. Ese instante se convierte en un eco sutil, una melodía que resuena en el alma sin llegar nunca a completarse. Quizás, en la renuncia, haya una sabiduría oculta, una aceptación de que no todo lo que se sueña debe ser amado. Como los ríos que, en su impetuoso viaje, se desvanecen en los arenales, hay amores que, al final, encuentran su destino en la quietud de lo no realizado. La vida, con sus misterios, nos enseña que a veces es en la rendición donde encontramos la verdadera paz, donde el deseo se transforma en una serena contemplación de lo que pudo ser y nunca sucedió. Así, en el vasto paisaje del corazón, quedan impresas las huellas de nuestras búsquedas, los rastros de nuestras esperanzas y los silencios de nuestros desengaños. Y aunque el amor buscado con porfía se pierda en los arenales de la vida, su recuerdo se convierte en parte de nuestra esencia, en un susurro eterno que nos recuerda la belleza de haber amado, aunque sólo haya sido en la promesa del encuentro, en la fragilidad de un sueño de amor.   Espejismo

Tiempo

Vaya que el tiempo me ha transformado. Siembro sueños en cada quimera para después recoger sonrisas maduras en cada gota de rocío.

El tiempo, sí, ese artesano invisible, ha esculpido en mí la capacidad de encontrar belleza en lo efímero, de hallar poesía en cada estación.

En los días fríos, cuando la tierra duerme bajo un manto de hielo, soy el jardinero de las estrellas, cultivando sueños que florecerán con el primer rayo de sol.

Mis pies descalzos, que sienten el pulso de la tierra, transforman el hielo en esperanza, creando senderos de luz donde antes sólo había oscuridad.

En los días cálidos, bajo la sombra protectora de un olmo, contemplo las nubes como un pastor observa su rebaño. Cada nube es un suspiro, un pensamiento fugaz que se desvanece en el cielo, dejando tras de sí un rastro de nostalgia y serenidad.

Así, el verano se convierte en un lienzo donde los sueños se pintan con los colores del atardecer. Y en esa danza cósmica, los astros susurran secretos y los ruiseñores del aire entonan melodías para mi alma.

Algún planeta errante vocifera que mi carta astral está plagiada: hay miles de soles escondidos al acecho al filo del horizonte, mientras por el ascendente sube el humo de un tabaco que olvidé cuando era adolescente.

Soles y misterios, mapa de un viaje sin fin, una travesía donde el pasado y el presente se entrelazan en una sinfonía de recuerdos y promesas. Vaya enjambre de ruiseñores tiene la luna conmigo; hoy le dije que, en un descuido, sin pudor alguno le miré con descaro una teta.

Y ella, con su mirada cómplice, me dio su espalda menguante en la más profunda oscuridad, dejando ver su cráter mayor.

Así, la vida se revela como un perpetuo devenir, una constante metamorfosis donde cada estación trae consigo una nueva lección, una nueva oportunidad para redescubrir el mundo con ojos de asombro y corazón abierto.

Sueña!! Que siempre hay una chispa de luz esperando ser descubierta.

Tiempo

Flores

Las flores de una amiga, con el pasar del tiempo, se han vuelto como ella y hasta han recogido su magia.

Un duende gruñón me supo contar que se llama Florcita, como las flores que rodean el camino, el mismo que bordea la vía por donde pasa el tren de la vida, cargado de vagones de sueños y empujado por una locomotora de tristezas y lágrimas de sal.

En cada pétalo, un suspiro de esperanza; en cada hoja, el eco de una risa. Florcita, con su fragancia única, transforma el paisaje, pintando de colores vivos los grises días. Ella es la esencia misma de la vida, floreciendo en medio de las adversidades, mostrando que, aunque el tren avance inexorablemente, siempre hay belleza en el trayecto.

Las flores de Florcita no son meros adornos, son testigos silenciosos de las alegrías y penas que marcan el paso del tiempo. Ellas absorben sus susurros y suspiros y al hacerlo, se convierten en espejos de su alma. Así, cada flor que brota a su alrededor lleva consigo un fragmento de su espíritu, una chispa de su luz.

El tren de la vida sigue su marcha, arrastrando consigo los vagones llenos de sueños. Pero incluso cuando la locomotora deja escapar vapor de tristeza y las lágrimas de sal intentan empañar el viaje, las flores de Florcita permanecen firmes, recordándonos que siempre hay un rayo de sol que las hace brillar.

En este sendero bordeado de flores, encontramos la verdadera magia: la capacidad de transformar el dolor en belleza, de convertir las lágrimas en rocío que alimenta nuevas esperanzas. Florcita, con su alma florecida, nos enseña que, sin importar cuán pesado sea el tren de la vida, siempre podemos encontrar consuelo y fortaleza en la naturaleza, en las pequeñas maravillas que nos rodean.

Y así, mientras el tren sigue su curso, las flores de Florcita continúan creciendo, llenando el aire con su aroma y el corazón con su magia. Son un recordatorio constante de que, aunque el viaje sea arduo, siempre hay belleza en el camino, siempre hay una razón para seguir adelante, floreciendo con cada nuevo día.

 

Flores

Como el sol

Algunas personas son como el sol: aunque están a miles de kilómetros, siempre sentimos su luz y su calor; nos iluminan con su calidez humana. Entre amigos que somos, confesando sueños y desilusiones. Debo decir que, en tantos años ya vividos, fueron muchas las cosas que no sucedieron ni siquiera cerca de como esperaba. Terminé haciendo algunas que jamás hubiese imaginado y que mil veces negué en voz alta y en silencio que haría.

Dejé en el camino lo que alguna vez imaginé como eterno. Terminé riendo y abrazado a otras cosas y personas que ni en el rincón más remoto de mi mente hubiese creído posible. Lloré en silencio y a los gritos, con lágrimas secas y lágrimas de sal que parecieron ríos. Quizás lo más triste fue invertir horas de amor y ternura en seres que nunca supieron valorarlo. Por eso el alma grita y reclama su vacío.

Tiempos perdidos, persiguiendo utopías. Y, sin embargo, muchas veces me encontré con tesoros, cosas y personas maravillosas que jamás hubiese imaginado siquiera que existían. Cada noche me acuesto abrazado a mis sueños. Diciendo con fuerza que al despertar me saciaré, zafando del recuerdo triste y envuelto en nuevas odas de alegría, risas e ilusión.

La vida es un tapiz de contrastes, donde las sombras resaltan la luz y las lágrimas preparan el terreno para las sonrisas. En el laberinto de nuestros días, descubrimos que las vueltas inesperadas nos llevan a lugares inimaginables. Así, cada experiencia, cada encuentro, se convierte en un verso más en el poema infinito de nuestra existencia.

Por si acaso: se llama vida y aunque difícil, es increíble y bella. En el espejo del tiempo, vemos reflejados los rostros de quienes amamos. Los momentos de risa y las cicatrices que narran nuestras historias. El sol, aunque distante, siempre está presente, recordándonos que la luz y el calor no conocen fronteras. Así también, las personas que tocan nuestra alma nos acompañan siempre, iluminando nuestro camino con su esencia.

En este viaje, cada amanecer es una nueva oportunidad de reescribir nuestro destino. De transformar lágrimas en perlas de sabiduría y desilusiones en nuevas esperanzas. Y mientras abrazamos nuestros sueños, permitamos que la vida nos sorprenda con su belleza oculta, con sus giros inesperados y sus milagros cotidianos. Porque al final, lo que realmente importa es vivir con el corazón abierto, dispuesto a recibir y a dar amor en todas sus formas.

Así, en la sinfonía de la existencia, danzamos al compás de nuestros latidos, celebrando la magia de ser humanos, de ser capaces de sentir profundamente, de amar y ser amados. En cada risa, en cada abrazo, encontramos la razón para seguir adelante. Creer que, a pesar de todo, la vida es un regalo precioso, lleno de posibilidades y de maravillas por descubrir.

 

como el sol

Sabio

Dice el sabio que aconseja al corazón en silencio y su nombre secreto es sabiduría: Cuando una persona realmente te interesa y deseas de corazón lo mejor, lo único que cuenta es estar cerca y caminar a su lado, como quien le ofrece las cartas con los números hacia adelante, para que pueda ver y romper el engaño de elegir.

Amistad; amistad especial; amistad con convivencia y sin intimidad; pareja con convivencia y sin intimidad; amistad con intimidad y sin convivencia; pareja sin convivencia y con intimidad; pareja convencional con convivencia e intimidad...

y cuantas etiquetas más, tu mente o la de los hombres quieran crear y así llamarle.

Porque para el sabio, el nombre de la relación es solamente un rótulo, una etiqueta que muchos importan más que lo que sienten. Pero el sabio sabe que el verdadero valor está en el sentimiento, en la esencia que trasciende las palabras y las definiciones.

Estar cerca y caminar a su lado, esa es la verdadera magia, la alquimia del amor y la amistad que el sabio comprende. El corazón no necesita nombres, sólo necesita sentir, y en ese sentir, encuentra la verdadera plenitud y la paz.

Es el silencio del sabio el que habla, el que guía, mostrando que el amor es un jardín sin muros, donde las etiquetas se desvanecen y sólo quedan los sentimientos puros. Caminar juntos, compartir el camino, esa es la verdadera sabiduría.

Así, cuando una persona realmente te importa, el sabio en tu interior te susurra, que más allá de las palabras y los nombres, lo único que cuenta es el amor, la presencia, la compañía, en la danza eterna de dos almas que se encuentran.

sabio

 

Maleta de sueños

La maleta lista, como si supiera a dónde debo ir, adentro un puñado de ilusiones, sueños mal guardados, tristezas amontonadas sin ordenar, quizás hacia ese lejano lugar llamado tu lado.

Un relámpago virtual, reyes sin corona, encendiendo los luceros en la casa del amanecer. Besando el cristal de la ventanilla, que empaña la luz de tu corazón.

Es el poder del deseo, dicen, quien enciende el corazón. Acaso recuerdas la danza de tu respiración al compás de la mía, yo nunca la pude olvidar, una sinfonía silenciosa, un eco eterno en mi pecho.

Las ilusiones, como mariposas atrapadas, revolotean dentro de esta maleta, esperando el momento de ser liberadas en el jardín de nuestros sueños compartidos.

Tristezas, como hojas secas, se amontonan, esperando ser barridas por los vientos del olvido, y en su lugar, que florezcan los recuerdos de tus ojos, brillando como estrellas en mi noche más oscura.

A ese lejano lugar, llamado tu lado, viajan mis pensamientos, mis anhelos, un faro en la tormenta, guiándome hacia ti, el único puerto donde mi alma encuentra paz.

Recuerdo tu respiración, la danza perfecta, al compás de mi corazón, una melodía que aún resuena, como un susurro del viento en las noches solitarias, recordándome que el amor, aunque distante, nunca muere.

Así, con la maleta lista y el corazón encendido, emprendo este viaje sin fin, hacia el lugar donde nuestros sueños se encuentran, donde el amanecer siempre lleva tu nombre, y el deseo nos convierte en eternos amantes.

Maleta

   

La llave

Todos venimos al mundo con una llave que puede abrir ciertos corazones, pero puede trabar otros al intentarlo. Es el juego del cerrajero llamado amor y sus manos salen del alma. Rarezas del corazón y secretos de los silencios. Un torbellino donde nada importa cuando el cerrajero se encapricha con un corazón con candado. Sufre, llora y nada sirve. Entonces, el amor se echa a perder y violamos nuestros principios y todo lo que amamos por pura porfía.

Esto se llama ego y es el enemigo de la razón y mal consejero del corazón. En nuestra ceguera, confundimos el egoísmo con la fuerza del amor y terminamos dañando lo que más apreciamos. Es un ciclo doloroso, donde el orgullo nos lleva a perder lo más valioso. Sin embargo, el mismo ciclo nos enseña y nos transforma.

Así, olvidamos y volvemos a amar. Es el gran ciclo de la vida de los seres que nos llamamos humanos. En cada vuelta, aprendemos un poco más sobre la humildad, la entrega y la verdadera esencia del amor. Nos damos cuenta de que el verdadero cerrajero del corazón no es el ego, sino la empatía y la comprensión.

Es un viaje continuo, donde cada que usamos la llave, cada corazón que intentamos abrir, nos revela más sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza del amor. Y en ese viaje, aprendemos a diferenciar entre el amor verdadero y las ilusiones del ego. Encontrando finalmente la paz y la satisfacción en las conexiones genuinas que logramos forjar.

Lo triste de esta historia es que muy pocos aprenden lo que es el amor y a saber amar y muchos son los que olvidan de qué se trata el amor en realidad. Algunos llegan a olvidarse de amar por completo y cierran su corazón.

El amor, en su forma más pura, es una fuerza que nos eleva, que nos conecta con los demás y nos recuerda nuestra humanidad compartida. Es paciencia, comprensión, entrega y empatía. Pero cuando el corazón se cierra, esas cualidades se vuelven inalcanzables y el amor se convierte en un recuerdo distante, una melodía olvidada.

Aún así, en medio de la tristeza, siempre hay una chispa de esperanza. Incluso los corazones más cerrados pueden volver a abrirse. A veces, todo lo que se necesita es un gesto de bondad, una muestra de cariño, para despertar el amor adormecido. Recordar cómo se siente amar y ser amado puede romper las barreras más firmes y encontrar ese corazón especial donde la llave que trajimos, puede funcionar. Sólo esa.

Redescubrimiento y esperanza, el corazón siempre puede volver a abrirse y el amor, aunque a veces parece perdido, siempre está esperando por la llave que tiene nuestra alma o la llave que lo puede abrir.

 

llave