Islas del Alma

En mares de rostros comunes,
surgen como islas esas almas raras,
ofrecen refugio cálido, amistad pura,
una paz que no sofoca, que se queda,
únicas en sus imperfecciones perfectas.

Nada es casual en este vasto océano,
coincidir es magia, quedarse es amor,
y sólo el amor es tan universal como la muerte.
Está en nosotros descubrirlo,
dejarlo volar en la inmensidad de la vida,
amar hasta que duela y doler hasta olvidar.

Las palabras tienen otro sonido
cuando vibran con verdad,
una verdad que deberíamos buscar
y abrazar como única constancia.

Somos viajeros, breves en este mundo,
dejando apenas un eco,
un recuerdo en quienes amamos,
esperando ser esa sonrisa,
ese instante de alegría que reviva en otros,
y así, recordemos: valora lo que tienes,
porque no habrá una segunda vez.

isla

Vientos del Otoño

Fuertes vientos del otoño soplan.
Lees el libro, pasas la página,
la vida se transforma en mil maneras, pero nos deja la prisa.
El amanecer de la razón
ilumina tus ojos,
descubres el reino de los sabios con una llave dorada.

Decir «lo siento» no es fácil,
a veces el silencio es el único refugio, cerrado, vacío,
mejor no pronunciar palabras
de las que luego te arrepentirás.

Sombras se acercan,
puedo contar los silencios,
pintar estrellas en cielos oscuros,
mientras los vientos del otoño
soplan a través de mí,
llevándose mis hojas secas.

Cuando vivíamos en un mundo de sueños, risas cristalinas,
las nubes se interponían,
desdibujaban el camino,
y ahora miro a mi alrededor,
pero no hay nadie ahí.

Aún queda un poco de arena en el reloj, horas, frágiles minutos
y mientras haya vida,
el amor y el perdón
siguen siendo posibles,
bajo este cielo que aún nos guarda.
Nos espera.

vientos

Entre lo Nunca Dicho

Tambaleantes, a veces soberbios,
caminamos sobre lo nunca dicho.
Somos raros, demasiado.
Guardamos palabras en el bolsillo,
en silencio por la calma del otro,
avanzamos como monedas en el mercado de la vida,
donde todo se vende: tiempo, poder,
distracciones y sueños.
Las personas ricas compran tiempo,
las pobres, móviles, zapatillas caras;
las ambiciosas compran poder y control
y las personas perezosas compras distracciones,
vida fácil y pensamientos por otros ya pensados

Pero yo no estoy en venta,
ni siquiera en alquiler.
Aquí me planto y el precio
es tempestad de reproches,
lejos y cerca, un maremoto
por aprender a ser primero,
saber valorarse.

Y ahora entiendes,
por unas personas perdemos la cabeza,
por otras el corazón,
y con algunas, sólo el tiempo,
quitan todo sin notarlo,
mientras nos quedamos
siempre ahí, dándolo todo
sin ser vistos, en silencio
y en los ojos de unas pocas
vemos la dulzura que amarra el alma,
una belleza tan fina que la mirada se rinde.

Ya me iba, pero volví a decirte:
guarda este «te quiero» para el estío,
para el silencio seco de otros días.
Somos dos bocas llenas de versos
que mueren en el silencio,
palabras que flotan en la distancia,
lo no dicho que, al fin, nos pertenece.

dicho

Con el Sol

Hay un genio en el universo,
que enciende el sol cada mañana,
y la vida, incansable,
nos invita a nacer de nuevo.

Abre la ventana de tus sueños,
déjalos volar alto, como pájaros de risas,
porque es tiempo de renacer,
de escribir una página fresca, nueva,
en el libro de tu vida.

Siembra amor en cada paso,
cosecha flores de ilusión,
y cada día será una oportunidad,
un compás de luz,
un arco iris de terciopelo
guiándote hacia lo eterno.

El tiempo es lento para quien lo espera,
rápido para quien lo teme,
largo para el que sufre,
y corto para quien lo goza,
pero para quienes se aman,
es eterno, E.T.E.R.N.O,
un regalo infinito del universo,
llamado vida.

sol

Rayo de amor

Asoma un rayo de amor en la montaña,
y me pregunto si las estrellas sabrán
que las contemplamos con anhelo,
que en sus luces buscamos
reflejos de nuestro ser perdido.

¿Recordará la tierra los nombres
de quienes acoge con suavidad?
Tal vez susurre historias de amor
en cada amanecer,
como el eco de lo que fue y lo que será.

No lo sé, pero sé que cada rayo de sol
que acaricia mi piel lleva tu nombre,
aunque nunca lo haya pronunciado en voz alta.

A veces la luna se viste de rocío,
otras, las nubes se tornan negras,
con promesas de tormenta.
Hay senderos ocultos,
perdidos en la inmensidad,
que debemos recorrer en soledad,
y encuentros inesperados
que traen nuevos destinos.

Un rayo de sol me toca,
y en ese instante pienso en tu esencia brillante,
la repito en silencio,
mientras el viento lleva tu nombre a través de los campos.
Hay caminos que debemos recorrer solos,
tramos donde el alma se desnuda,
tirita, pero crece con cada paso.

Y en esa travesía, aunque distantes,
nuestras almas danzan bajo las estrellas,
en un mismo universo de amor eterno,
esperando pacientemente el momento de encontrarnos,
como dos constelaciones destinadas a cruzarse.

Dicen que la poesía encierra
los sentimientos más hermosos,
y en cada mañana,
tú eres el sueño del que jamás quiero despertar.

Al fin y al cabo, somos solo dos almas,
danzando en un mismo universo,
compartiendo un amor eterno,
como las estrellas y la tierra,
aunque a veces distantes,
siempre sabiendo que,
de alguna forma,
nos encontraremos.

Rayo de amor

Triste y dormida

Con la figura triste y dormida,
caminas entre sombras silentes,
los sueños que ayer florecían
se ocultan tras velos ausentes.

El viento susurra recuerdos,
de amores que no han de volver,
y en cada latido olvidado,
tu alma comienza a ceder.

Pero en la tristeza hay promesas,
en la calma renace el valor,
y aunque el alma esté adormecida,
despierta al calor del amor.

El cielo que antaño brillaba
se viste de grises sin fin,
las estrellas, cansadas, se apagan,
y el alma se ahoga en su confín.

Mas entre la sombra y el frío,
la esperanza se atreve a brotar,
como un rayo que rompe el vacío,
y vuelve la vida a soñar.

Es en la tristeza profunda
donde el corazón sabe esperar,
que la luz, aunque tarde, despunte
y el alma de nuevo alce a volar.

triste

En el Campo

La vida en el campo es un poema
escrito con las manos,
donde la serenidad es el signo
más profundo de la sabiduría.
Aquí, el tiempo parece detenerse,
como un manantial de paz que aflora
entre las piedras húmedas del alma.

Al mal tiempo no se le enfrenta con enojo,
y a las risas se les da la bienvenida con gratitud.
La victoria y el fracaso, como estaciones,
son sólo vientos que pasan,
hoy te abrazan con promesas dulces,
y mañana se desvanecen,
dejando lágrimas y un eco de nostalgia.

En esta tierra,
la vida enseña con cada amanecer.
Despertar con el sol en el horizonte
es sentir el aliento fresco de la mañana,
un susurro que dice que la verdadera riqueza
no está en lo material,
sino en la quietud y el trabajo honesto.

Sembrar en este suelo es un acto de fe,
es confiar en que lo que cuides con perseverancia
florecerá, tarde o temprano.
La vida de campo, aunque parezca dura,
es una danza entre el esfuerzo y la paciencia,
y cada semilla plantada es una promesa
de frutos que llenarán tus manos y tu alma.

Aquí, en la soledad de la tierra poco fértil,
la gratitud florece como un campo en primavera,
y el corazón, al ritmo de la naturaleza,
encuentra su hogar en la sencillez y la calma.

campo

Momentos

La vida está hecha de momentos,
muchos, singulares, irrepetibles,
caminos que nacen en la pradera de los sueños
y se desvanecen en los arenales de las despedidas.

Los primeros pasos tambaleantes,
que un día fueron firmes y desafiantes,
terminan en otros también inciertos,
pero ahora con un bastón como compañero.

Ayer, la piel bronceada por el sol,
hoy, pálida como nieve,
encerrados entre paredes con techo.
Noches que fueron de sudor y profundos orgasmos,
se han vuelto desvelos en compañía de libros,
deslizando las horas del insomnio.

Risas y tristezas se entrelazan con lágrimas,
ecos de niños que retumban en cuartos vacíos,
y aquellos alborotos que antes llenaban la casa
ahora son sólo recuerdos,
fantasmas de un tiempo que se ha ido.

De la juventud que desafió a dioses y normas,
llegamos a la vejez,
donde la sabiduría nos transforma en casi dioses,
pero con el alma triste y dormida,
conscientes del tiempo que ha pasado,
y del silencio que deja su huella en lo vivido.

momentos

Lejos de la gran ciudad

No toda la vida es ebullición,
no creas que la alegría solo vive en la gran ciudad.
En la soledad, la tierra siempre acompaña,
el sol está más cerca, y la luna alumbra, incluso nublado.

Y cuando alguien te diga que no ves la realidad,
que Dios solo atiende en las capitales,
míralo y pregúntale: ¿Qué realidad?
¿La tuya o la mía? Porque la mía seguro que no.

Aquí jugamos cartas con las estrellas,
la luna, y Dios sentado en la punta de la mesa.
La vida es simple, sin grandes alborotos,
sin victorias resonantes, pero las derrotas
a las que sobreviví te sorprenderían.

Le llamamos vida, y el premio siempre es
una sonrisa y un abrazo fuerte.
El alma ama como espíritu, como fuego,
como aire que no conoce fronteras,
más allá de lo que existe, sin cuerpo ni mente,
solo percibiendo la química imperfecta
que nos une y nos define.

En la soledad también hay gente:
fantasmas de memorias pasadas,
voces que susurran lo no dicho,
y la presencia silenciosa de los sueños.

ciudad

Aprender a soltar

Aprender a abrazar
es tan importante
como aprender a soltar.
Si alguien te ofrece su mano,
apriétala con fuerza,
pero si te pide o sientes,
que necesita que la sueltes.
Déjala ir.
Ciertamente soltar es vivir.

Es el aire que llena los pulmones,
tan necesario y esencial,
como los afectos y los abrazos.
Aferrarse es detener el tiempo
y  el tiempo,
en su esencia,
es un susurro efímero.

Las sonrisas,
esas sí saben volar,
son abrazos que rompen distancias,
puentes invisibles entre corazones.

Escucha a tu corazón,
sabe más de lo que imaginas,
es el motor de sueños
que vuelan alto,
a donde la mente no puede llegar,
saltando de flor en flor,
de estrella en galaxia,
navegando el cielo
al ritmo de tus latidos.

Es un viaje guiado por el sentir,
donde los sueños dibujan el camino
y el corazón siempre sabe la dirección.

soltar