Cuando Partiste (Madre)

Aquel día en que partiste,
si no pude morirme a pesar
de ese arponazo brutal
en mi costado,
si no morí después del borbotón
de sangre en la garganta,
y si, al abrir los ojos con el alba,
cada día, con el mismo fervor agónico
del que fue clavado
en los maderos de la despedida,
continué respirando,
es porque algo habrá, seguro,
en tu corazón de perla.

Algo en el jardín de tu alma, casi no nacido aún
en las raíces de tu vientre.
Algo persiste en tus ojos de bosque,
en esa maternal sangre
que me nombra.

En tus dedos,
en ese frágil río de tus venas,
arde todavía mi nombre.
Y aún, a pesar de todo, mi nombre quema.

Sostiene una razón de fuego,
un pétalo de luz: tu amor por mí.
Deja mi alma amarrada, firme y segura,
al recuerdo de tu paso en mis días,
mientras quedo demasiado solo
en esta noche atroz,
donde el viento se emborracha de cenizas.

 

partiste

La Mentira (de Llamarte Amiga)

Soy la verdad vestida de mentira,
la voz ronca del amor hecho nudo.
Habremos de separarnos, lo sé,
pero antes habrá un tiempo de fuego y estrellas,
un pacto secreto entre la furia del mundo
y esta tregua insólita que encendemos juntos,
donde los abismos se colman de caricias
y los enemigos se rozan las sienes.

¿Quién maquilla de esmeralda la tristeza de los muelles?
¿De qué rebelde savia nacen los pájaros
que despreciaron todas las fronteras?
Dime, amor, ¿quién modeló tus manos de agua
y cinceló en tu pecho esa luz que desarma?
¿Quién sembró en tu voz la urgencia del canto
y dejó en tu risa
el eco de un universo en construcción?

Mientras tanto, allá, un molino espera,
con sus alas torpes, borrachas de viento,
sin comprender que hay cosas que nunca tocaremos,
que girar y girar no es llegar al cielo.
Mentira.

Cuando caigan las piedras del último diluvio,
yo no seré feliz.
Cada roca tendrá tatuado tu nombre
y querré salvarlo de entre las ruinas.

Mátame, amor, pero hazlo despacio;
clava con ternura tu cuchillo de nieve,
y al tocar el hueso,
déjame gritar tu nombre hasta romper el aire.
¿No ves que te amo?
¿No entiendes que hay un idioma de fuego en mi pecho
que aún no sabe pronunciarte?

Voy hacia ti herido de ternura,
con las manos llenas de sueños y raíces,
inventando flores donde sólo había cenizas.
Estoy solo.
Tengo miedo.
Y sé que nos separaremos.

Vendrá la tormenta, un diluvio de sombras,
y en su arrasadora indiferencia
la noche envolverá todo.
Pero yo seguiré aquí, un poco distante y roto,
amándote como quien guarda el secreto
de un naufragio en llamas.

Porque te amo.
Porque te amo y, sin embargo,
me llamo tu amigo.

mentira

Hilo de oro

La vida es oro
vivir sobre la Tierra es sólo un susurro,
un suspiro pasajero en el aliento eterno;
el amor, un reflejo entre luces y sombras,
pero la amistad…
es un hilo de oro,
firme y delicado,
que no se corta ni en la última despedida.

La infancia se aleja, la juventud la sigue,
la vejez nos toma y, tras ella,
la muerte nos abraza,
pero la amistad leal permanece,
como huella marcada en la arena,
como canto escondido en el viento.

La flor más hermosa pierde su encanto,
pero una amistad auténtica,
ésa, no se marchita;
se vuelve raíz, se hace piedra,
perdura hasta la eternidad.

Todo en la vida es tiempo,
cuestión de esperar el instante preciso
cuando alguien llega,
como si el universo le hubiera marcado
tu rumbo, tus pasos, tu risa.

Será quien te entienda sin palabras,
quien sonría al verte,
quien sin juicio te acepte
y al final del día,
te diga en su silencio más hondo:
«Eres mi paz y mi refugio.»

Dormirás con una sonrisa,
porque sabes que en su corazón
guardas el lugar más especial,
sin pruebas ni dudas,
tan solo el susurro eterno de un hilo de oro
que nunca se romperá.

oro

Puzzle del alma

La vida, un puzzle de colores,
intenso y a veces obsesivo,
pero la mejor obsesión es contigo,
crecer, brillar, ser tu motivo.

Combina el alma con tus actos,
la cabeza al ritmo del corazón,
que tus palabras sean espejos
de acciones que gritan pasión.

No pierdas tiempo en sombras ajenas,
ni en la mediocridad de vínculos vacíos,
teje amistades que sean poemas,
unión de parecidos y respeto en lo distinto.

Así llegas al final del cuento,
con un alma libre y amistades reales,
pues amar la diferencia y lo que nos une
es un tesoro en todos los finales.

puzzle

Alados

Alados
¿Sabrán los ángeles de los sueños
que llegan más allá de las estrellas?
Aún sin alas, sin perfección,
los hombres amamos en silencios,
con hambre y con frío,
y en eso, tal vez, somos felices.

Donde el amor se expande,
los ángeles nos sobrevuelan.
Hay almas tan hermosas,
que son sueños sin final,
incondicionales, como el latido,
con la razón para sonreír en el corazón.

Nos miran en nuestros límites,
entre el sueño y la vigilia,
y, aún en nuestra vulnerabilidad,
encuentran en nosotros su razón.

Y en su inmortalidad perfecta,
los ángeles no tienen los sueños,
ese motor inagotable de amor
que mueve a los hombres
y enciende el fuego de tu corazón.

alados

Lazos de Amor

Hay alguien especial para cada uno de nosotros, son los lazos de amor.

A menudo,

nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros.

Proceden

del otro lado del cielo. Su aspecto diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos iluminados por la luna y en las antiguas llanuras. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos y convivido en las arenas del tiempo. Estamos unidos por los vínculos de la eternidad.

Es posible

que nuestra mente diga: “Yo no te conozco”. Pero el corazón sí le conoce. Nos toman de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser.

Nos miran

a los ojos y vemos a una alma compañera a través de los siglos. El corazón late, la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.

Puede

que no nos reconozcan a pesar de que finalmente nos hayamos encontrado otra vez, aunque nosotros sí sepamos quiénes son. Sentimos el vínculo que nos une.

En cambio,

él o ella no. Sus temores, su intelecto y sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón y no nos permite que se lo retiremos. Tal es la fragilidad del destino.

La pasión

que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica y se libera una tremenda energía. Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, a un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia o incluso más profundamente.

Gracias

a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a esas almas. El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo. O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos; llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos, hasta la eternidad.

Autor- BRIAN WEISS

lazos de amor

El Juego Eterno

La vida, ese juego eterno.
Que a veces nos gusta complicar,
enredarnos en máscaras y formas,
temer al eco del “qué dirán,”
confundiendo lo correcto
con lo que nos hace bien.

Soy un transgresor de afectos,
un anarquista de abrazos,
revolucionario de palabras simples:
envío un “te quiero” sin más,
como un susurro en medio del día,
o un “¿cómo estás?” inesperado.

Juego a la vida sin cartas ocultas,
pierdo por no ensuciar las manos
y aún así, sonrío con paz,
feliz por dentro, como río que sabe
fluir sin cambiar su cauce.

Es que seremos siempre incompletos,
partes de algo más grande,
mitades perfectas y enteras
en busca de un reflejo,
de un eco en los ojos de otros,
donde lo que falta también se siente pleno.

Somos lo que somos
y lo que alguna vez fuimos,
completos en esta danza,
partes enteras de un nuevo todo,
donde incluso el olvido
recuerda la sombra de lo amado.

Caminamos, dejando huellas suaves,
no siempre visibles a la luz del día;
huellas que se sienten en el pecho,
en cada “adiós” que alguna vez nos dolió
y cada “hola” que nos hizo eternos.

juego

Postales

La vida, momentos cual postales,
Soles y lunas que cruzan,
el horizonte de nuestra existencia.
Todos tenemos un lugar,
un instante preciso,
donde la vida se quiebra
y cambia su rumbo.

Es un antes y un después,
una marca, una huella,
con rostros cercanos
que permanecen en silencio.

Así desandamos el sendero,
dejando el pulso grabado,
no en los pasos gastados,
sino en cicatrices profundas.

Momentos callados,
historias sin voz,
que son las postales de la vida,
que sigue mientras andamos.

Son instantes eternos,
sellos de nuestro andar,
la memoria que se queda
aunque sigamos de largo.

postales

Latido y Silencio

El silencio murmura,
y susurra al viento,
canta escondido,
en un eco incierto.

Adoro tus palabras,
que alteran mi pulso,
como si cada letra,
fuera un latido nuevo.

Tienes un espacio,
profundo en mi corazón,
donde hacen su nido,
y encuentran refugio.

Pero entre todos los amores,
el que más fuerte late,
es el amor propio,
firme y sin tarde.

Cuando callas,
el silencio regresa,
y descubro en mí,
la raíz que me envuelve.

Ese amor propio,
firme y profundo,
es el refugio eterno,
en este vasto mundo.

silencio

Secretos

Ocultos en lo que pocos ven,
somos secretos que sólo miradas sinceras alcanzan,
esperanza en cada espera, un murmullo en el tiempo.

Pero también, somos ecos en cada ausencia,
huellas que ni el viento disipa,
y entre latidos callados entendemos,
que a veces el silencio es quien nos elige
y quien nos recuerda —con cada herida—
que la espera no siempre es regreso,
y que el dolor también enseña a volar.

Viviendo en lo que no se ve,
donde los sueños son raíces profundas,
caminamos hacia destinos inciertos,
esperando siempre entre luces y sombras.

Sabemos que hay quien elige ser distancia,
quien borra sus huellas con el paso del tiempo,
mas seguimos, en calma, armando con recuerdos
la fortaleza de aquello que nos queda.

Porque somos misterio y también verdad,
luz en la sombra, pétalos en invierno.
No esperamos más que el viento nos encuentre,
al paso de lo que somos: instantes eternos.

secretos