Cuando

Cuando el agua clara, espejo del cielo,
era orilla estrecha, refugio de memorias,
y la ribera, un lienzo de suaves arenas,
donde florecían selvas de colores.
Allí vivía el silencio, mi soledad callada,
y un amor dormido entre la distancia y el olvido.

Quizás el cielo, cansado de siempre ser azul,
dibujaba rutas invisibles hacia tu vida,
un tránsito leve, de beso en beso,
donde los labios aprendían el idioma del adiós.
El amor, desgastado por su propio peso,
presagiaba el final que aún no queríamos decir.

Te dije adiós, aunque mi corazón dudaba,
pensando olvidarte, te alejé con un «hasta nunca».
Tal vez fuimos náufragos de ternura,
dos estrellas en caída que nunca supieron orbitar juntas.
Te fuiste de mi playa,
ante un sol que se hundía en su propio orgullo.

La distancia, convertida en juez silencioso,
discutía si nos quisimos poco o demasiado,
como aves cansadas de perseguir el horizonte,
tediosas de mirarse en el vacío.
¿Nos quisimos tanto que dolió?
¿O tan poco que nunca bastó?

Ahora, en la penumbra del tiempo,
veo tu sombra renegar de mi ribera,
el eco de tus labios, que un día fueron míos,
se reconstruye en mi memoria,
como un abrazo de viento que roza pero no queda.

El tiempo, ese reloj obstinado,
que no deja de caer gota a gota,
despluma la certeza de amarte así,
fuera de mí, en aguas que ya no son nuestras.
Y, sin embargo, al pensarte,
un remolino vuelve a abrir paraísos dormidos.

Hoy te digo adiós otra vez,
pero este adiós es un eco infinito,
porque aunque prometa olvidarte,
mi vida entera seguirá pensándote,
como quien guarda un sueño roto
que nunca quiso despertar.

cuando

Mujeres de Oro

Hay mujeres que valen oro,
como el sol que nunca se apaga,
madres tiernas, manos fuertes,
esencias que nunca se embargan.

Pero existen las de oro puro,
raras, como estrellas fugaces,
con almas limpias y corazones,
que sanan aunque lleven mil disfraces.

Son de esas que sufren en silencio,
con ojitos tristes, escondidos,
detrás de sonrisas luminosas,
que esconden mil caminos vividos.

Tienen el don de tocar la vida,
de convertir el dolor en melodía,
y aunque el mundo no las entienda,
en ellas brilla la verdadera poesía.

Cuando las encuentres, cuídalas,
porque el alma reconoce el destino.
Abraza su luz, escucha tu interior,
que nunca se equivoca en el camino.

mujeres

Vuelos (alguien como tú)

Mi alma se alza en vuelos inciertos,
despojando los miedos que el ayer dejó.
Las ataduras de un pasado marchito
se disuelven en el tiempo,
ese ladrón que se marcha,
siempre dejando las manos vacías.

Jamás soñé con alguien como tú,
perfectamente imperfecto,
con palabras que abrazan y silencios que sanan,
con risas que iluminan
y armonías que resuenan en lo profundo.

El universo guarda un cofre,
un secreto en su vasto corazón:
Cuando encuentres a alguien
con quien los silencios sean canción
y la carga de la vida se torne liviana,
no la sueltes.

A cambio,
deja rosas en su andar,
huellas de amor eterno,
para que quien pase
encuentre el aroma de un alma que baila,
una alegría compartida,
un lazo que trasciende más allá del tiempo.

vuelos

Los pasos de mi padre

Un día mi padre dejó su Asturias,
sus montañas verdes y ríos de nostalgia,
partió con el alma cargada de raíces,
pero con alas de esperanza cruzó el mar.

Navia quedó dormida en su memoria,
como un poema en pausa, sin despedidas.
Se llevó su legado de pastor errante
y un puñado de sueños bordados de brisa.

Un torbellino de risas lo salvó,
como lo hace la vida cuando insiste.
Y sé que un día, como él,
yo también dejaré mi tierra,
llevándome su poesía inconclusa,
para darle un final en la suya.

Buscaré los brazos que lo despidieron,
los abrazaré como propios,
y escribiré su epitafio frente al Cantábrico,
bajo la lluvia de un otoño gallego,
cerrando el círculo
con versos que se fundan en la tierra
de la vida que él comenzó.

padre

Infinitamente roto

Caminaba diciendo no poder amar,
infinitamente roto en su corazón,
olvidado del sabor que el alma da.
Pero llora al compás de una canción,
y sueña, siempre, sin razón.

Se emociona con gestos del viento,
con un libro, un verso, un momento.
No es que haya olvidado el amor,
sólo carga las grietas de viejos dolores.

Su pecho es un océano herido,
donde naufragan barcos sin abrigo.
Cada lágrima es sal en el abismo,
cada suspiro, un eco de sí mismo.

El tiempo teje silencios oscuros,
tejidos frágiles, bordes impuros.
Como cristal que rompe al caer,
así se quiebra su fe en querer.

El amor pasa por la vida como un huracán,
arrasando todo a su paso fugaz.
Dejando en cenizas arboles que supieron ser,
y un corazón perdido en su ego,
buscando la brújula del no saber volver a ser.

Siempre él decía no poder amar,
caminaba la vida en su soledad,
creyendo haber olvidado el sabor,
de un beso, un suspiro, un simple ardor.

El amor no se había marchado del todo,
era su corazón, roto en mil modos.
Cerrado al mundo, temía sentir,
pues amar es caer y también redimir.

Un domingo 15 de diciembre lo supo,
la verdad siempre estuvo frente a él,
mirando su foto, sus ojos, su sonrisa,
no es el amor quien está roto, es nuestro corazón.

Si pudiera olvidar por un instante su mente,
y sus gritos de negación hiriente,
estoy seguro que diría,
que igual que tú, su corazón aún latía.

Aún en su herida hay destellos,
pequeñas luces, fugaces y bellos.
Porque incluso roto, su alma murmura,
que el amor duele, pero también cura.

Un domingo de diciembre, sin decirlo,
Laura se lo dijo.

roto

Prosperidad y humildad

De ello se trata, prosperidad y humildad.
El desánimo pesa cuando el bolsillo está vacío,
las deudas susurran en un eco sombrío.
La riqueza no es vanidad ni mero capricho,
es la llave que abre puertas al alivio.

El pan en la mesa, un techo seguro,
no son lujos, son sueños de un mundo más puro.
El dinero no compra el amor o el cielo,
pero brinda la calma, un anhelo sincero.

Prosperidad, riqueza y humildad en unidad,
tres hermanas que transforman la realidad.
No compiten, se abrazan en sabia armonía,
una familia que nos guía día tras día.

El oro no canta ni abraza con fervor,
pero calma las tormentas de un día peor.
No llena de risas la casa vacía,
mas construye un refugio que da alegría.

El dinero no es amigo ni fiel confidente,
pero alivia el peso del alma doliente.
Como río que fluye en tiempos de sequía,
su curso sereno alimenta la vida.

No compra los sueños ni el amor verdadero,
pero allana el camino al viajero sincero.
Es la vela que enciende un puerto en penumbra,
donde la paz interior jamás se derrumba.

Prosperidad y humildad
De eso se trata.

Prosperidad y humildad

Karma de amor ciego

Es un karma dulce y cruel,
seguirla mientras ella no me busca,
soñar con el calor de sus ojos,
y encontrar solo un helado ocaso.

Dejaría todo por un suspiro,
aunque su mirada esquive mi alma.
El corazón, ciego y terco,
ignora lo que la razón silencia.

Cada paso me lleva hacia ella,
un abismo que desafía el vacío.
Amar sin recibir amor
es un fuego que arde sin abrigo.

Pero a veces, en su silencio,
resuena un eco que no me pertenece.
Quizá el amor ciego no busca mirar,
solo avanzar, aunque sea en la penumbra.

 

karma