Siempre hay vida

Las personas somos el reflejo del alma,
somos el eco de lo vivido.
Vivir sin resentimiento
es un camino que cada uno puede hacer,
aunque la vida sea cruel,
aunque la historia duela.

Mientras haya oxígeno en los pulmones,
mientras un suspiro nos sostenga,
podemos corregir el pasado
y encontrar un mejor camino.

Y un día, sin darte cuenta,
te vas sintiendo mejor…
no totalmente feliz,
pero sí más segura,
menos triste, más completa.

Así empiezas
a reconstruir tus ruinas,
paso a paso,
cerrando heridas,
y sin notarlo,
desaparecen las lágrimas,
la frustración y los miedos.

Y así te das cuenta…
después de la tormenta,
siempre llega la calma.
Siempre hay vida.

🐬 Laura 🐬

vida

Renglones del Silencio

En renglones rectos van escritas las tristezas,
en los torcidos la riqueza
y los duendes, corriendo por el margen,
arrojando las piedras y escondiendo la llave.

Hay que buscarla,
la vida no regala su oro;
los duendes no llaman a la puerta,
y la fortuna no viaja sin destino.

Días vestidos de prólogo,
de un destello prometedor,
de una luz embriagadora que nunca llegó
a iluminar un buen capítulo, apenas la portada.

Crónica anunciada de un final desastroso,
y, aun así, en el libro de los fulanos,
quedaron subrayados esos renglones,
torcidos, deseos escritos en la penumbra.

Eunucos del tiempo,  las batallas perdidas,
menos las de la imaginación.
En el silencio un altar, cual místico refugio,
hilando sueños en un viento detenido.

Sostenido en eternos momentos,
balanceo sordo de memorias de sal,
quimeras de cristal,
afilando las garras del día final.

Hay que buscarla,
porque la vida nunca fue gratis;
es un mago que cobra sus hechizos
con lágrimas y con pasión.

Lloramos recuerdos,
pero en el llanto también hay esperanza.
Entre sombras y luces,
los renglones del silencio aún cantan la gloria
de un mañana mejor.

renglones

La vida y sus rincones

La vida tiene esas cosas,
nos empuja a apostar todo,
a dejar hasta la última gota de sudor
por ser un instante fugaz
en la vida de alguien.

Y cuando el dolor llega,
nos transforma en silencio,
cambiándonos sin permiso,
sin que nos demos cuenta.
Jamás seremos los mismos,
aunque regresemos una y otra vez
a nuestro eterno refugio:
el corazón.

Porque pocos lugares en nuestro existir
son tan protectores como un corazón abierto,
como los abrazos que envuelven,
como ese calor que, en su quietud,
nos recuerda que aún podemos sanar,
que aún podemos amar.

vida

La Serpiente que me Habita

Ruge la serpiente en mis entrañas.
Se abre mi pecho como un rugido oculto,
un eco voraz que despierta el tumulto.
Hay un dragón que arde en mi pecho,
sus llamas son brasas, su vuelo deshecho.

La serpiente de madera que soy, herida y callada,
muere despacio, su fuerza agotada.
Pero en su mirada, oscura y profunda,
late un secreto que nunca se hunde.

Cansado de palabras que rozan sin tocar,
anhelo el vértigo de amar y sangrar.
Desde lo alto, todo se vuelve pequeño,
amor y dolor, dos caras de un sueño.

Llora la serpiente, con lágrimas de fuego,
un deseo inmortal, un lazo eterno.
Porque la luna, con su brillo certero,
adivina el misterio que guardo en mi pecho.

No hay druida ni magia que cure el tormento,
solo el dolor cincela el sentimiento.
El cataclismo de este amor voraz
redime a la bestia que no puede escapar.

Pongo tu nombre en un altar de espinas,
te ofrezco mi corazón sin mentiras.
Corto los colmillos, pero no mi destino,
porque la serpiente en mí sigue tu camino.

Te ha conquistado la serpiente de madera
que dice el zodíaco chino que soy,
su risa hechicera, su pasión, su amor.
Y aunque sus colmillos ya no hieran tu piel,
en mi sombra eterna sigue siendo fiel.

serpiente

 

El Verano del Alma

El sol calienta la mirada de la fría luna,
es el verano del alma,
disfrazado de nostalgia,
de sueños trasnochados y esperanza oportuna.

Todos somos destino, azar,
el encuentro que llega sin avisar.
No importa el tiempo que dure el calor,
sino la chispa que enciende el amor.

Hay quienes aman sin razón,
y otros temen abrir su corazón.
Como un eco que deja de doler,
pero al mirarte, vuelve a nacer.

Eres creación, eres querer,
el odio que aprende a ceder.
Con los años cambia la piel,
se apaga el fuego, se va la miel.

El verano no es solo calor,
es un susurro que habla del amor.
Te recuerda, entre el sol y la verdad,
que el amor propio es la mayor bondad.

Cuando el vínculo se empieza a quebrar,
es hora de elegirte, de caminar.
Porque antes que dar, debes aprender
que tú mismo eres tu primer querer.

verano

La Dama del Sombrero y la Sonrisa de Luna

Camina con su sombrero alado y su sonrisa de luna pero antes, mucho antes…

En los albores de un tiempo olvidado, cuando las fronteras del mundo eran tan imprecisas como las líneas del horizonte… La sangre de dos mundos se unificó en un crisol ardiente. Lo mexicano y lo español danzaron como el fuego y el agua, creando un linaje digno de leyenda. En aquellas tierras, se murmuraba de una ciudad dorada, un tesoro tan antiguo como el susurro del viento entre las montañas. Pocos sabían que el verdadero tesoro se encontraba en el corazón de una niña.

La llamaron Karla, aunque también la conocían como la Dama del Sombrero y la Sonrisa de Luna.
Su nacimiento fue un prodigio. Aquella noche, el sol y la luna se abrazaron en un eclipse total y de esa perfecta alineación nació una luz deslumbrante que cubrió la tierra con un resplandor celestial. En medio de esa luminosidad, emergió una pequeña cuya piel reflejaba la suavidad de la luna y cuyo cabello atrapaba los rayos del sol. Desde entonces, la dualidad habitó su ser. La fuerza y el calor del astro rey se entretejieron con la intuición y la magia de la dama nocturna.

Karla creció como una hija de la luna, hermosa y misteriosa. Dicen que su rostro emanaba una claridad que inundaba su hogar con una luz tan suave que incluso las noches más oscuras parecían amaneceres velados. La llamaron «Sonrisa de Luna» porque su sola presencia iluminaba corazones y despertaba esperanzas dormidas.

Cada mañana, bajo el manto de un cielo dorado, se la veía con su sombrero alado, recorriendo los caminos como si guiara las mismas brisas. Pero cuando el sol caía y la tarde vestía al mundo con sus colores de fuego. Karla guardaba su sombrero con un beso, transformándose en madre y señora. Su sonrisa, bajo el sol radiante, era un faro; y bajo la luna plateada, su corazón se alzaba como un ave, volando sobre los corazones de quienes anhelaban versos y poesía.

Las leyendas cuentan que su corazón ilumina los bosques y los mares. Como si llevara dentro un pedazo de sol eterno. Y cuando la noche se extiende, dicen que Karla regresa a su hogar antiguo. Ese lugar donde las estrellas susurran secretos olvidados. Desde allí, vela por el mundo, asegurándose de que todo siga su curso.

En su viaje nocturno, su sombrero se convierte en un compañero de vuelo, recorriendo los cielos junto a ella. Entre las estrellas, su sonrisa brilla más que cualquier joya celestial. Su presencia inspira a poetas y cantores, quienes encuentran en ella la semilla de los versos más sublimes.

Así, Karla, la Dama del Sombrero y la Sonrisa de Luna, es más que una mujer. Es un puente entre mundos, un faro de esperanza. Un recordatorio de que en el corazón humano vive una chispa de lo divino.

En cada amanecer y en cada anochecer, su esencia persiste, tejiendo historias y dejando un rastro de magia que nunca desaparecerá.

sombrero

Flor del Alba

Hay almas raras, exóticas, singulares,
flores del alba,
que brillan en un mundo de sombras y pilares.
Como una flor de aroma intenso y seductor,
su fragancia embriaga, su canto es fervor.

Si lees sus pétalos, hallas un secreto,
un elixir de palabras, un amor discreto.
certero y profundo.
Pero al cortarla, matas su raíz,
su esencia se apaga, su vida feliz se va.

Déjala ser, con su tallo y ramas,
donde anidan sueños, donde arden llamas.
Su fragancia basta, no la apreses en tus manos,
deja que florezca entre cielos lejanos.
Que no guardarás su aroma sino sólo su dolor.

Aunque a veces parecemos tan distantes,
como caminos que jamás son constantes,
en el fondo, todos somos uno,
somos un río con aguas compartidas,
la misma esencia en mil formas dividida.

Somos luz y sombras, día y noche danzando,
dos fuerzas eternas, siempre abrazando.
A veces amalgamando, otras separando.
Como el alba y el ocaso en su armonía,
se rozan, se funden, crean poesía.

Así es la flor que en su corazón habita,
déjala ser, libre y bendita.
No la cortes, no la apartes de su suelo,
que su raíz es su alma, su vuelo eterno.
Muere la flor, sangra su raíz

alba

Redes de amor

En la Tierra,
los hilos de mentes se entrelazan,
creando redes que aprenden,
que nunca descansan.
Son redes neuronales
que se alimentan y conectan,
aprendiendo sin cesar,
a cada instante.

Mientras tanto, en el cosmos,
las almas trazan caminos,
como neuronas celestes
tejiendo lazos divinos.
Son redes mágicas,
infinitas,
maravillosas,
que conectan lo eterno
con lo efímero.

Cuando dos almas heridas se abrazan,
la sombra finalmente se rinde,
y la luz arrasa con todo a su paso.
Sabias y sufridas,
se convierten en faros,
iluminando rincones oscuros,
haciendo el mundo más claro.

Transforman la tristeza
en dulce alegría,
y convierten la ira
en pura armonía.
Donde antes hubo tinieblas,
surge el calor,
y juntas tejen un manto
de profundo amor.

En su hermandad eterna
y su magia infinita,
el universo las contempla
y las palpita.
Gemelas del alma,
su luz es una canción,
un eco invencible
de amor y pasión.

Por eso, nunca permitas
que dos almas sabias y sufridas
se separen,
pues al unirse,
se vuelven invencibles.
Luminosas y llenas de amor,
transforman lo oscuro
en pura claridad.

Convierten la tristeza en alegría,
la ira en armonía,
y llevan luz
a los rincones más oscuros
del peor de los infiernos.

Se multiplican,
aprenden juntas,
y el infinito mismo
las contempla con asombro.
Son el punto sin retorno
donde la oscuridad es derrotada
por esas redes eternas
de amor y esperanza.

redes