El Arte de Mirar

Ver no es mirar…

Ahora escucho a mis hijas decir: “Estoy aburrida”,
y entonces, como un eco en la brisa, recuerdo…

Un día, cuando apenas contaba cinco o seis años,
le dije a mi padre que no sabía qué hacer,
que el tedio me envolvía en su sombra estéril.

Él no respondió con palabras vacías,
en cambio, tomó mi mano con la ternura del tiempo
y me llevó al patio de casa.

—Mira bien —me dijo—,
pregúntate si lo que ves hoy
es idéntico a lo que viste ayer.

Sus ojos esperaban mi respuesta,
pero antes de que el viento la llevara,
él ya había dejado su lección sembrada en mi alma:
si aprendes a mirar, jamás volverás a aburrirte.

Y en ese instante, como si un velo invisible cayera,
el mundo se desplegó ante mí con un fulgor desconocido.
Los días dejaron de ser repetidos,
la naturaleza comenzó a susurrarme sus secretos,
y la palabra «aburrimiento» se volvió ajena,
como un idioma que ya no sabía hablar.

Crecí escuchando esas voces,
las que resuenan en los corazones que aprendieron a mirar.
Voces que se afinaron en un mundo sin pantallas,
sin redes, sin urgencias digitales.
Un mundo donde el tiempo aún sabía danzar
al ritmo pausado de las estaciones.

Y ahora, cuando el silencio me envuelve,
cuando mis hijas ya adultas buscan en la rutina un milagro,
cierro los ojos y sonrío.

Porque, simplemente… recuerdo.

mirar

El Camino de Ana

-Todos fuimos alguna vez Marcos y Ana-

En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos, vivía una joven llamada Ana. Ana tenía un corazón lleno de sueños y una mirada que reflejaba la esperanza. Su vida estaba tejida con los hilos del amor y las decepciones, pero siempre mantenía una fe inquebrantable en que, al final, todo se arreglaría.

Ana conoció a Marcos en una fiesta de verano. Él era encantador y lleno de promesas y por un tiempo, su relación floreció como las flores de primavera. Sin embargo, a medida que los días se sucedían, Ana comenzó a darse cuenta de que Marcos estaba en su vida de paso. Un día, sin previo aviso, él se fue, dejando tras de sí un vacío y muchas preguntas sin respuesta.

El dolor…

de la partida de Marcos fue profundo, pero Ana sabía que debía seguir adelante. En su camino, conoció a varias personas, algunas que no le convenían y otras que la hicieron llorar. Cada encuentro, cada lágrima, era una lección, una prueba de su resiliencia y capacidad de aprender. Ana se dio cuenta de que quienes la decepcionaban no eran más que capítulos cerrados en el libro de su vida.

Con el tiempo, Ana aprendió a escuchar su corazón y a observar los hechos con detenimiento. Se dio cuenta de que las personas que realmente merecían la pena eran aquellas que permanecían a su lado en los momentos difíciles, aquellos que no sólo la hacían sonreír, sino también crecer.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Ana conoció a Daniel. Al principio, no hubo fuegos artificiales ni promesas grandiosas, solo una conexión sincera y un entendimiento mutuo. Daniel no sólo la hizo reír, sino que también la apoyó en sus sueños y la acompañó en sus miedos. A través de los días y las noches compartidas, Ana comprendió que Daniel era diferente.

Las decepciones del pasado parecían desvanecerse con cada gesto de amor y comprensión que Daniel le ofrecía. Ana se dio cuenta de que, a pesar de las mil decepciones, las dos mil alegrías que Daniel le daba valían mucho más.

Moraleja

En la vida, encontrarás muchas personas que pasarán por tu camino, algunas solo estarán de paso y otras no te convendrán. Habrá quienes te hagan llorar y te decepcionen, pero cada experiencia es una lección. Al final, quienes realmente merecen estar en tu vida son aquellos que te acompañan y te hacen crecer. Observa los hechos y escucha tu corazón, porque ellos te dirán quién realmente vale la pena.

Ana

El Reflejo del Amor

Reflejos de un reflejo.
La vida es un espejo de cristal dorado,
refleja lo que eres, lo que has sembrado.
Si en sus aguas quieres ver un cambio,
primero en tu alma haz el milagro.

Lo pasado ha huido, es viento errante,
lo que esperas es un sueño distante,
pero el presente brilla en tus manos,
susurra en el aire, late en tus pasos.

Ámate, sin miedo, sin prisa, sin dudas,
que en tu imagen florezcan ternuras.
Solo quien se abraza con luz infinita
puede compartir la magia bendita.

Porque el amor, cuando es verdadero,
no se busca afuera, vive en tu pecho.
Y al compartirlo, como un destello,
se expande al mundo, se vuelve eterno.

reflejo

A veces

A veces nos perdemos entre los recuerdos y las expectativas. Pensando demasiado en lo que pasó y en lo que vendrá. Cuando lo único que realmente importa es lo que está ocurriendo ahora. La vida sucede en este instante, y mientras nuestra mente divaga entre el ayer y el mañana, dejamos escapar lo único que realmente tenemos: el presente.

Buscamos la felicidad afuera, en lugares, en personas, en momentos que creemos que nos completarán. Pero la verdad es que la felicidad nunca ha estado ahí fuera, siempre ha estado dentro. No se trata de encontrarla, sino de compartirla, de hacerla fluir a través de nosotros.

La vida está llena de misterios, de secretos que jamás se cuentan, de personas que nunca se olvidan. Historias que guardamos en lo más profundo y palabras que, por miedo o por amor, jamás diremos a nadie. Y con el tiempo, aprendemos que extrañar no es un vacío, sino la prueba de que alguien nos llenó tanto que su ausencia no es suficiente para borrar su presencia dentro de nosotros.

Porque al final, todo lo que realmente importa no es lo que se fue ni lo que vendrá, sino lo que nos habita, lo que compartimos y lo que, de una u otra manera, nunca nos abandona.

A veces… sólo a veces.

a veces

Postales

Postales del alma.

Del pasado que se vuelven futuro…

Era pequeña mi talla, curiosa mi mente.
Y en los amplios jardines mi niñez jugaba.
Sabia del duende, de los sueños, de la luna.
Del amor de la vida y la ternura de Dios.
Aroma a misterio los días tenían.
Y en todas las esquinas, el amor habitaba.
Tenia ilusiones en un hombre maduro.
Con puertas abiertas, senderos y triunfos.
Los días de ahora en silencio me muestran.
A otro sereno, complaciente y discreto.
Sin lágrimas que llorar, sin miedos por temer.
Viviendo memorias, promesas de sal.
Semanas y meses, monotonía me brindan.
Y mi pobre estirpe angustiada tirita.
Palpita allá lejos la inocencia del niño.
Y en vacía agonía se muere mi Dios.
Controlada y taciturna mi vida se escapa.
El amor y la fe poco a poco se alejan…
Y a ritmo lento e irrevocable.
Marcho sereno a la niñez de mi vejez.

postales

El Último Suspiro del Verano

Entre suspiro (s) el día termina.
Los domingos tienen esas cosas,
ese sabor a final aunque sean un comienzo.
Porque la semana inicia con un domingo,
y en su aliento trae promesas
o murmullos de lo que se va.

El frío de la última tormenta
se sumó al complot de los días,
susurrando que el verano
también llega a su fin.

Mientras tanto, tú,
cada día más lejos, bañada en silencios,
silencios que presagian finales
vestidos de adiós.

A veces no hace falta romper nada,
ni alzar la voz, ni pronunciar despedidas.
La magia, tan frágil como un suspiro,
se desvanece sola cuando el aire cambia.

No hacen falta mentiras,
solo verdades dirigidas
a rincones que no desean escucharlas.
Verdades que, aunque sinceras,
erosionan la hebra que une las almas.

Y entonces todo vuelve a la distancia,
suave, sin encanto,
como si la magia nunca hubiera sido,
como si el antes reclamara su lugar
en el vacío que dejó su brillo.

Pero el universo no deja huecos,
limpia los escombros
barre las cenizas del olvido y prepara el gran vacío
donde pondrá a brillar y a latir con fuerza
ese nuevo ser que a lo lejos,
ya se avisora en el horizonte de los nuevos días.

suspiros

La Vida es Bella

Tanto cambió la vida,
que empezar de cero suena a promesa,
no es olvidar el pasado,
es elegir un nuevo camino,
dibujar senderos donde antes hubo muros,
y hacer que la vida sea más bella…
pues, ¿quién la embellece, si no nosotros?

Quiero presentarme de nuevo,
tal vez por octava o décima ocasión,
pero hoy con la certeza de nuevos ideales.
El reloj nos regala 365 oportunidades,
algunas tomaremos, otras se irán,
pero cada amanecer nos susurra al oído
que todo es cuestión de tiempo.

¿Reír o llorar?
¿Existir o vivir?
Elijo la vida con hambre de mundo,
con más sueños que antes,
con la convicción de que cada día
debe ser celebrado con una sonrisa.

Empezar de cero,
pero con la experiencia en las manos,
las metas claras,
el alma encendida.

Disfrutaré más el amor,
abrazaré las lágrimas,
porque son solo el reflejo
de un corazón noble y vivo.
Caminaré sin miedo,
esperaré menos,
y confiaré en que mis sueños
tienen alas para volar.

Aquí, ahora,
es donde todo comienza.

🐬 Laura 🐬

vida