Espera hasta el alba,
su luz de miel dorada
pinta el cielo
y transforma la noche en día.
Tus ojos, serios
espejos del alma,
quizás así sean,
profundos y sabios.
Te encuentras solo,
herido en la batalla,
quizás por tus propios designios,
donde la mente,
tramposa en su juego,
teje mentiras tan naturales.
Tus sentidos, un mar en tormenta,
sin saber distinguir
qué es sentir, qué es pedir
un poco de amor.
Eres tú, un templo de paciencia,
esperando ver la verdad oculta.
Cuando estás equivocado,
o el mundo lo está,
basta con saber pensar,
como el árbol que en el viento
se inclina,
esperando la calma
tras la tormenta.
Así, en la búsqueda del amanecer,
descubres
en el corazón de la noche,
la verdad
que siempre ha estado ahí,
en la paciencia,
la sabiduría,
y el amor que aguarda en silencio.
Espera, el alba ya llega.
No existe una escuela,
que enseñe a vivir.
Está lleno de sabiduría este poema tuyo, y de una belleza en las letras que llega muy adentro… Gracias por esta palabra tuya, compañero!
Gracias a ti, brillante escritora.