Como la Luna

Surcas mi vida como la luna surca los cielos,
luminosa en silencio y lejana. La luna es como mirarte:
tan lejana y tan brillante a la vez.
Con tus días oscuros y tus días claros y cansados,
mientras te observo. Siempre perseguido por la ausencia.
Imaginando que eres tú la luz que viene
asomando por levante a despegar mis sueños y elevarme.
Pero ella no sabe que guardo la hermosura de tu pelo
y la luz de tu mirada, de la mano junto con tu luz.

Eres la musa que inspira mis noches,
el faro que guía mis días.
Cada destello de tu ser es un eco en el universo de mi alma.
Melodía que resuena en la quietud de mi corazón.
En el silencio de la noche, cuando la luna se alza en su plenitud,
es tu imagen la que brilla en mi mente,
envolviéndome en un manto de serenidad y deseo.

Tus días oscuros, como las fases de la luna,
me recuerdan la dualidad de nuestra existencia.
No siempre somos completos, no siempre somos perfectos.
Pero en esa imperfección, en esos momentos de sombra y luz,
encontramos la belleza de ser humanos.
Tu lejanía no disminuye el fulgor de tu esencia,
al contrario, lo magnifica,
haciéndome anhelar tu presencia con más intensidad.

Mientras te imagino, siento que cada pensamiento me eleva.
Me transporta al lugar donde los sueños y la realidad se entrelazan.
Eres la luz que rompe el alba, la chispa que enciende mi inspiración.
Y aunque la luna no sabe que en mi corazón guardo
la hermosura de tu pelo y la luz de tu mirada,
tú y yo compartimos ese secreto.
Un vínculo sagrado que trasciende el tiempo y la distancia.

En cada anochecer, cuando el cielo se viste de estrellas,
sé que tu luz, como la de la luna, seguirá iluminando mi camino.
En la distancia, el amor y la belleza pueden ser tan tangibles
como los rayos de luz que nos acarician desde el horizonte.

 

la luna