Conquista
No tengo las huestes ni los pertrechos
para conquistar el reino de tu corazón,
sería una proeza imposible;
pero bien podría desembarcar en tus playas
y dejar plantadas las bases inmutables
del bastión de una amistad.
Permíteme arribar a tus costas
con humildad y sin pretensiones,
ofreciendo mi lealtad y cariño
como la arena ofrece sus abrazos al mar.
No buscaré adueñarme de tus tierras
ni reclamar lo que no me pertenece,
sino construir un refugio sólido,
donde la confianza y la comprensión
sean nuestros pilares.
En lugar de estandartes de conquista,
levantaré banderas de respeto
y en lugar de armas,
llevaré palabras sinceras y gestos amables.
Seré un amigo fiel, navegando junto a ti
a través de tempestades y calmas,
abrazando tus alegrías y compartiendo tus penas.
Déjame ser el guardián de tus secretos
y el compañero en tus aventuras,
un refugio constante en el tumulto de la vida.
Porque aunque no tenga el poder para reclamar tu corazón,
sé que puedo ofrecerte una amistad inquebrantable,
eterna y verdadera.