Lágrimas de despedida,
junto con la copiosa lluvia,
caían desde el negro cielo.
La medianoche había pasado ya,
y el destellante cielo de tormenta,
en la lluviosa noche,
por un instante, su pausa concedió.
Sin embargo, todavía el agua
ahogaba las calles,
mientras la seca tierra,
convertida en lodo,
se aferraba al peso de la tormenta.
Entonces, en medio del silencio,
salieron dos sombras quebradas,
detenidas en el umbral
de un adiós sin regreso.
Fue él quien habló primero,
erguido y firme,
con su figura recta,
seca y dura,
como todo servidor de la ley.
Luego fue ella quien reprochó,
frágil y rota,
madre y mujer lastimada,
dejando escapar su dolor
en palabras afiladas.
Así, sus voces quedaron suspendidas,
convertidas en ecos breves
que se perdieron en la noche húmeda.
Mientras tanto, el cielo,
herido de relámpagos,
iluminó su última guerra.
Y entonces partieron…
Ella, temblorosa,
conteniendo los sollozos.
Él, lagrimeante,
masticando el dolor.
Ella se aferraba a su orgullo herido,
mientras él, habituado a vencer,
llevaba la derrota en los hombros.
Y cuando la rabia se hizo grito,
y cuando el silencio se tornó abismo,
ella quedó anclada en la sombra de su puerta,
mientras él, con sus botas pesadas
de barro y de pena,
se hundió, sin mirar atrás,
en la negrura de la noche.
Siento como la lluvia les cala el alma de dolor a través de tus palabras. Enhorabuena, es una preciosidad 🙂
Despedida es un poema que tiene una historia real de fondo, un policía visita a su entonces novia y terminan la relación, aunque no en un marco tan poético. Aunque creo que sí había una tormenta, la imagen de una relación que termina bajo una tormenta feroz le añade una atmósfera dramática y poderosa. Las despedidas siempre tienen un peso emocional, pero situarlas en medio de una tormenta puede simbolizar el caos interno y la turbulencia de los sentimientos que quedan tras el adiós.
Imagina otro relato poético de la misma historia: (no dices nada fuera de la separación, que era policía y había tormenta)
Aquella noche, el cielo se desplomaba,
la tormenta enredaba sus dedos en la ciudad,
y un policía, con el corazón armado de dudas,
visitaba a su entonces novia
para poner fin a una historia
que ya no encontraba palabras.
La lluvia, como lágrimas del cielo,
golpeaba con fuerza las ventanas,
y el trueno murmuraba en complicidad
con las palabras que se rompían en el aire.
No hubo gritos ni reproches,
solo el silencio de dos almas
que sabían que el final había llegado.
La tormenta afuera reflejaba
la tormenta adentro,
y mientras las gotas resbalaban
por los cristales empañados,
dos corazones se despedían,
dejando que la lluvia se llevara
lo que ya no podía ser.
🙂🤗