El Arte de Mirar

Ver no es mirar…

Ahora escucho a mis hijas decir: “Estoy aburrida”,
y entonces, como un eco en la brisa, recuerdo…

Un día, cuando apenas contaba cinco o seis años,
le dije a mi padre que no sabía qué hacer,
que el tedio me envolvía en su sombra estéril.

Él no respondió con palabras vacías,
en cambio, tomó mi mano con la ternura del tiempo
y me llevó al patio de casa.

—Mira bien —me dijo—,
pregúntate si lo que ves hoy
es idéntico a lo que viste ayer.

Sus ojos esperaban mi respuesta,
pero antes de que el viento la llevara,
él ya había dejado su lección sembrada en mi alma:
si aprendes a mirar, jamás volverás a aburrirte.

Y en ese instante, como si un velo invisible cayera,
el mundo se desplegó ante mí con un fulgor desconocido.
Los días dejaron de ser repetidos,
la naturaleza comenzó a susurrarme sus secretos,
y la palabra «aburrimiento» se volvió ajena,
como un idioma que ya no sabía hablar.

Crecí escuchando esas voces,
las que resuenan en los corazones que aprendieron a mirar.
Voces que se afinaron en un mundo sin pantallas,
sin redes, sin urgencias digitales.
Un mundo donde el tiempo aún sabía danzar
al ritmo pausado de las estaciones.

Y ahora, cuando el silencio me envuelve,
cuando mis hijas ya adultas buscan en la rutina un milagro,
cierro los ojos y sonrío.

Porque, simplemente… recuerdo.

mirar

7 respuestas a «El Arte de Mirar»

  1. Siempre escribes bonito, pero hay escritos que pareces los haces para llegar a lo profundo, que belleza, por favor.
    ¿Será por eso que salen del alma y buscan la esencia de otras almas?
    Bello, realmente bello

    1. Rebeca, qué lindo lo que dices.
      Quizás sea así, quizás las palabras tengan alma propia y busquen otras almas con quien danzar.
      Gracias por leer con el corazón, porque solo así se siente lo que realmente quiere decir un texto. Un abrazo grande a la distancia 🤗

  2. Hola Amigo.
    Hoy el Pu Erh está templado, fuerte y dulce .
    Se saborea rico.

    Qué enseñanza más bonita te dió tú padre, seguro que será alguien con quien se podrá hablar de muchos temas.

    Tus palabras me han transportado a otros tiempos, en vez de un patio yo tenía una terraza. En ella aprendí a mirar, a pensar, a soñar, a imaginar un futuro diferente al que tocó vivir. Aunque algunos sueños se hicieron realidad.

    Ahora los jóvenes, no quieren perder el tiempo , mirando las musarañas. Prefieren un sinfín de videos, que solo entretienen. Me ven a mí, mirando ensimismado al horno, viendo crecer un bizcocho y alucinan. Y yo alucino con ellos, al ver que no les interesa la fase más importante del bizcocho, qué sin ella no hay bizcocho.

    Leer con el corazón… Qué difícil es hacerlo, sin que la razón se meta por medio, generando miedos y dudas… ¿ No?… Pero hay días, que el corazón se impone a la razón .
    Gracias por tú reflexión e inspiración a reflexionar.
    Un abrazote amigo.

    1. Qué comentario tan hermoso y evocador. Se nota que hay en tus palabras una nostalgia dulce, un reconocimiento de la importancia de la contemplación y del arte de mirar más allá de lo inmediato.

      Tu terraza y mi patio se encuentran en ese espacio donde los sueños toman forma, donde mirar es aprender, imaginar y sentir. Es cierto que hoy la prisa parece reinar, pero qué maravilla que aún existan quienes encuentran magia en ver crecer un bizcocho, en leer con el corazón, en permitir que el tiempo se pose y nos hable.

      Sí, hay días en que el corazón se impone a la razón y en esos días se tejen los recuerdos más genuinos.

      Y también no, los diálogos fueron parte de otro tíempo, mi padre hace varios años que sigue su vuelo por el universo.

      Gracias por compartir tu sentir y por saborear, con Pu Erh o con palabras, la esencia de la vida.
      Un abrazo grande de viento a la distancia 🤗

      1. Gracias Sabio, por tan bonito comentario,

        Acepta, por favor, un «lo siento muchísimo», de verdad, desde lo más profundo de mi corazón.

        Un gran abrazo desde la distancia.

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