-todos fuimos alguna vez Marcos y Rosa-
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y el beso del mar,
vivía una joven llamada Rosa. Rosa tenía un corazón lleno de sueños
y una mirada que reflejaba la esperanza.
Su vida estaba tejida con los hilos del amor
y las decepciones, pero siempre mantenía una fe inquebrantable
en que, al final, todo se arreglaría.
Rosa conoció a Marcos en una fiesta de verano.
Él era encantador y lleno de promesas y por un tiempo,
su relación floreció como las flores de primavera.
Sin embargo, a medida que los días se sucedían,
Rosa comenzó a darse cuenta que Marcos, estaba en su vida de paso.
Un día, sin previo aviso, él se fue, dejando tras de sí
un vacío y muchas preguntas sin respuesta.
El dolor de la partida de Marcos fue profundo,
pero Rosa sabía que debía seguir adelante.
En su camino, conoció a varias personas,
algunas que no le convenían y otras que la hicieron llorar.
Cada encuentro, cada lágrima, era una lección,
una prueba de su resiliencia y capacidad de aprender.
Rosa se dio cuenta de que quienes la decepcionaban no eran más
que capítulos cerrados en el libro de su vida.
Con el tiempo, Rosa aprendió a escuchar su corazón
y a observar los hechos con detenimiento.
Se dio cuenta de que las personas que realmente merecían la pena
eran aquellas que permanecían a su lado en los momentos difíciles,
aquellos que no sólo la hacían sonreír, sino también crecer.
Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo,
Rosa conoció a Daniel.
Al principio, no hubo fuegos artificiales ni promesas grandiosas,
sólo una conexión sincera y un entendimiento mutuo.
Daniel no sólo la hizo reír, sino que también la apoyó en sus sueños
y la acompañó en sus miedos.
A través de los días y las noches compartidas,
Rosa comprendió que Daniel era diferente.
Las decepciones del pasado parecían desvanecerse
con cada gesto de amor y comprensión que Daniel le ofrecía.
Rosa se dio cuenta que, a pesar de las mil decepciones,
las dos mil alegrías que Daniel, le daba valían mucho más.
Moraleja: En la vida, encontrarás muchas personas
que pasarán por tu camino, algunas sólo estarán de paso
y otras no te convendrán.
Habrá quienes te hagan llorar y te decepcionen,
pero cada experiencia es una lección.
Al final, quienes realmente merecen estar en tu vida
son aquellos que te acompañan y te hacen crecer.
Observa los hechos y escucha tu corazón,
porque ellos te dirán quién realmente vale la pena.
