Hace mucho tiempo

Hace mucho tiempo,
el mundo hablaba en lenguas de lluvia,
y el viento era consejo,
y el fuego, un susurro de eternidad.

Los hombres danzaban con las estrellas,
bebían del río como quien bebe del cielo,
y la tierra era madre en cada semilla,
padre en cada trueno,
y el equilibrio sostenía la respiración del día.

Pero llegó el olvido,
ese velo de sombras que cubre la memoria.
El hombre dejó de escuchar el canto de los árboles,
desconoció la caricia del sol en su frente,
y creyó que estaba solo.

En su soledad,
se levantó contra la vida misma,
levantó muros de miedo,
espadas contra el aire,
y olvidó que las manos habían nacido
para sembrar, no para herir.

Hoy, aún resuena la voz de los ancestros:
«Recuerda quién eres,
recuerda de dónde vienes.»

Porque cada raíz sigue esperando,
cada estrella aún conoce tu nombre,
y cada piedra guarda el eco
de un tiempo en que fuimos sagrados,
y el amor era la única ley
entre la Madre Tierra y el Padre Cielo.

tiempo

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