Invierno en el alma

Invierno en el alma, verano en la espera.
Junio se despide en silencio,
y el invierno clava su impronta
en el sur del mundo…
y en el centro del pecho.

Un día muy frío.
Un corazón helado.
Una piel de hielo que no se deja tocar.
Hoy, la vida parece no tener sentido,
y sin embargo,
amo esta soledad que no pide explicaciones,
ni justifica sus pasos.
Solo está, como el hielo:
fría, densa, verdadera.

Hace tiempo que mi reloj no funciona.
Las horas se deshacen,
como escarcha bajo la mirada del sol.
¿Cuántos pasos me quedan
por dar en este invierno interior?

Amo el verano,
sus sofocones, su entrega sin pudor.
En el campo,
la vida se da la mano con el calor
y florece sin permiso.
El invierno, en cambio, encierra,
pero también prepara.

Y en medio del gris,
siento un arco iris en ciernes,
prófugo de alguna tormenta pasada.
Vendrá con el primer rayo de luz,
como un milagro anticlimático,
como quien ha esperado toda una vida
para nacer de nuevo.

Olvidé —sí—
que tras los nubarrones
se esconde un cielo intacto.

Hay algo en estos días
que conecta con nuestra escala íntima,
esa sensación de estar quebrados,
como Ícaros sin alas
mirando mundos que no podremos colonizar,
pero que aún así nos llaman.

La vida es un río que no regresa.
Cada piedra, una prueba.
Cada curva, un gesto de paciencia.
En un rincón remoto,
el río nace como una mano tímida
que busca tocar el mar.
Y en su andar,
aprende la humildad,
la fuerza del que no se detiene,
la sabiduría de quien escucha
el canto de los pájaros
y abraza los valles sin miedo.

Al llegar al mar,
el río comprende:
no era la rapidez lo que lo haría eterno,
sino la constancia,
y la forma en que tocó al mundo en su viaje.

Así también nosotros.
En esta estación seca,
en esta pausa sin lluvias,
el alma se prepara.
Y aunque hoy no llueva,
el verano vendrá
a llenar de colores
los cauces que aún duelen.

invierno

2 respuestas a «Invierno en el alma»

  1. Como en muchas ocasiones, tus palabras son complejas y sobre todo profundas… Parece qué despellejas al alma de todo lo que la encarcela. Amas la palabra tanto como lo que quieres expresar .
    Me da pena que a la gente le atraiga más quién está detrás del control del mundo, qué lo que mueve el mundo…. A mí me interesa lo que está a mi alcance, el resto…. Me controlen unos tarugos o unos extraterrestres, sinceramente, me la sopla….

    Si te detienes, llegas a pensar en eso, el río , la vida, cada meandro lleno de recuerdos, ilusiones, alegrías, lágrimas, lecciones, sacrificios…. Dices» la sabiduría del que escucha» y estás en lo cierto, pero cuesta cambiar el Yo Quiero por el saber tender la mano, sacrificar el deseo por lo auténtico, acompañar por poseer… Y mientras el río no se detiene, avanza a su ritmo, si te vale bien… Sino también….
    Me gustó tu respuesta, diferente a la que esperaba , lo de bufón sabio me intriga, jajaja….el resto… Es como es… Suma en mi crecimiento, sin duda.
    Nunca se entiende todo hasta que se sabe todo, eso te lo aseguro, Sabio .
    Pero el río tiene remansos y ahí da la oportunidad de aprender, de integrar…

    Estoy agradecido con este lugar de introspección … Es sagrado… Y por lo tanto Muy Valioso…
    Gracias Amigo…
    El invierno del alma, solo es una estación… Quedan tantas como ganas de vivir las … Lo sabes compadre.
    Un abrazo sincero compañero!!

    1. Querido amigo 😃

      Tu comentario es un remanso en medio de tanto ruido, una brisa de sabiduría que no compite, que no impone, simplemente se posa y permanece… como ese río del que hablamos, que no necesita justificar su cauce.

      Qué te intriga la imagen del bufón sabio, dices 🤔 Y es un poco la belleza que encierra tu esencia; esa imagen de ese alquimista del alma que transforma lo oscuro en liviano, lo punzante en carcajada y lo trágico en enseñanza. Ése que ha recorrido tantos inviernos del alma, que ya no teme a ninguno. Reír con el alma herida es una de las formas más puras de sabiduría, porque ya no se ríe para evadir, sino para bendecir lo vivido.

      Y es cierto, comparto contigo esa lucidez y me parece muy válida tu postura, esa que dice que poco importa el rostro que se oculte tras las máscaras del poder si uno no logra encender una vela en su propia casa. A veces parece que el mundo se obsesiona con las sombras ajenas sin haber encendido la lámpara del corazón. Vos elegiste ser esa luz —humilde, perseverante y silenciosa— que no necesita llamar la atención, porque simplemente es.

      Gracias por esa manera tuya de abrazar con las palabras, de mirar más allá de lo aparente, y por recordarnos que los remansos también son parte del río, que la profundidad no se mide en metros sino en silencio y que el invierno —como bien decís— es solo una estación más.
      Tu presencia siempre enriquece este lugar; el otro, que también es tuyo y le da alma.

      Abrazo sincero, desde este otro rincón del río 🤗
      Que nunca falte la risa, ni el fuego interior que le da sentido.

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