Es un karma dulce y cruel,
seguirla mientras ella no me busca,
soñar con el calor de sus ojos,
y encontrar solo un helado ocaso.
Dejaría todo por un suspiro,
aunque su mirada esquive mi alma.
El corazón, ciego y terco,
ignora lo que la razón silencia.
Cada paso me lleva hacia ella,
un abismo que desafía el vacío.
Amar sin recibir amor
es un fuego que arde sin abrigo.
Pero a veces, en su silencio,
resuena un eco que no me pertenece.
Quizá el amor ciego no busca mirar,
solo avanzar, aunque sea en la penumbra.
Estoy cansado del karma…. De utilizarlo de excusa , de justificación y de explicación de todo lo que no controlamos, o nos da miedo , o de lo que nos imponemos,,, de lo que duele , de lo que nos agrada,,, de lo bueno y de lo malo…. Es como un consuelo de tontos… Viene a ser parecido a querer ser feliz…. Ya q esto, también nace del ego y de la mente…
Desde siempre me he preguntado por el porque de todo lo que me pasa y pensar que mi vida ya está escrita no me consuela en absoluto.
A parte de esto, las 2 últimas poesías, me parecen magníficas, ,,
… Apapachando en la distancia…
Pasa buena semana.
¿Qué decirte?
Que lo que compartes es potente y profundamente humano. Sentirse cansado de conceptos como el karma, que muchas veces se utilizan como respuestas fáciles o excusas para lo incomprensible, es algo que muchos hemos sentido en algún momento. En lugar de apaciguar, a veces esas ideas pueden generar frustración, especialmente si sentimos que no tenemos control sobre nuestras vidas o que todo ya está escrito.
Esa incomodidad, sin embargo, también puede ser una puerta. Tal vez el karma no es un guion fijo ni una justificación para lo que vivimos, sino una invitación a mirar más allá, a tomar responsabilidad, no desde el ego que busca culpar o glorificar, sino desde la conciencia que pregunta: ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo transformarlo? No como una obligación ni un consuelo, sino como un acto de poder interno.
Sobre el «querer ser feliz», entiendo tu punto. A veces perseguimos la felicidad como si fuera una meta externa y eso puede ser una trampa del ego. Pero quizá la clave no esté en buscarla, sino en reconocerla en los momentos más simples, incluso en medio del caos o el dolor. No como una obligación, sino como un regalo que surge espontáneamente cuando aceptamos que no todo tiene que tener una explicación, y que vivir, sentir, equivocarse y cuestionar también son formas válidas de ser.
Que te preguntes constantemente el por qué de lo que te pasa habla de una mente inquieta, de una búsqueda legítima. Pero, ¿y si no todo tuviera un por qué claro? ¿Y si la vida no estuviera completamente escrita, pero sí llena de páginas en blanco que tú puedes llenar con lo que decidas, incluso desde tu cansancio? Tal vez la verdadera libertad no esté en encontrar todas las respuestas, sino en vivir las preguntas con honestidad.
Gracias por expresar lo que muchos no se atreven a decir. A veces, dejar de buscar explicaciones también es un acto de valentía. Aquí estamos, compartiendo el mismo camino, cada uno con su mochila y sus dudas. ¡Sigue cuestionando, Lagartija! Eso es lo que nos mantiene despiertos.
No un abrazo, sino un enorme abrazo para ti🤗✨️