Hay mujeres que han aprendido a navegar mares agitados,
acostumbradas a esquivar misiles disfrazados de halagos,
a levantar escudos antes de que el viento siquiera sople.
Se han vuelto expertas en el arte de la evasión,
con radares que detectan intenciones a kilómetros,
con defensas impenetrables, con el instinto afilado.
Pero cuando un hombre les habla con respeto,
cuando la conversación no lleva dobles intenciones,
cuando las palabras tocan el alma y no la apariencia,
entonces el sistema se desajusta,
los radares fallan, los escudos bajan,
y por un instante…
se encuentran navegando en aguas desconocidas,
donde la vulnerabilidad no es un riesgo,
sino un regalo.
Porque no siempre se trata de conquistar,
a veces, solo de conectar ✨
Qué cierto!!
De lo que estás hablando, se llama respeto. Es bonito y enriquecedor ponerlo por delante de un…. De una conquista….
Me ha gustado la reflexión, es como un órdago afl punto, yendo de mano…. Me parece fantástico!!
El respeto todo lo puede,
derriba muros invisibles,
revela verdades ocultas,
abre caminos que antes no veíamos.
La vida cambia y con ella el lenguaje,
se vuelve un susurro interior,
una vibración sutil que nos lleva
a una dimensión más profunda,
donde la esencia se muestra desnuda,
sin artificios, sin estrategias.
Es el naipe que derrumba castillos de defensa,
el viento que disipa la niebla de la conquista,
la llave que abre la puerta
a las verdaderas conexiones del alma.
Porque no siempre se trata de conquistar,
a veces, simplemente,
se trata de conectar y mostrarnos en esencia ✨
Abrazo grande 🤗💫
Así, tal cual, tan simple y sencillo: la vulnerabilidad no es un riesgo, es un regalo.
Bravo 🙂
Gracias Cris🙏
Abrazo de viento 🤗