Obra de teatro

En esta obra de teatro llamada vida, nos dieron un papel. Era secundario, nunca principal y el guión tenía un beso, uno de ficción.

Yo no sabía besar y besé con pasión, por eso la bofetada y el reto del gran director. Siempre fui un mal actor, hasta me enredé entre bambalinas y cuando no era el momento, tiré del telón descubriendo verdades y tapando la actuación. Errores que cometemos los malos actores. El escenario de la vida nos ofrece escenas improvisadas, donde los ensayos son apenas un susurro del destino. En cada acto, nos enfrentamos a líneas no escritas y aunque nos dieron un papel secundario, a veces la vida exige interpretaciones más auténticas de lo que cualquier guión podría prever.

En esa ocasión, cuando el beso marcado en el libreto se tornó en un acto de verdadera pasión, rompí la barrera entre la ficción y la realidad. Fue un error que me costó la reprimenda del gran director, pero también un momento en que sentí la verdadera esencia del teatro y de la vida.

Como un mal actor, me enredé entre las sombras del escenario, tirando el telón cuando las luces aún no estaban listas para el final. Revelé secretos ocultos, mostré mi vulnerabilidad en escenas donde la máscara debería haber permanecido intacta. Mis tropiezos, mis caídas, fueron notas discordantes en la sinfonía de la actuación, recordatorios de que la vida misma no siempre sigue un guión preestablecido.

Cada error cometido, cada línea olvidada o gesto mal calculado, se convirtió en una lección grabada en el gran libro de mis experiencias. Aunque el papel asignado nunca fue el principal, la intensidad con la que viví cada momento, la verdad con la que enfrenté cada escena, me enseñaron que incluso los secundarios pueden brillar con luz propia.

Así, en esta obra infinita y cambiante, seguimos adelante, aprendiendo de cada caída, de cada bofetada del destino, transformando nuestros errores en sabiduría. Porque, al final del día, todos somos actores en el vasto teatro de la vida, intentando dar lo mejor de nosotros mismos, mientras las luces nos guían hacia el próximo acto.

teatro