Prosperidad y humildad

De ello se trata, prosperidad y humildad.
El desánimo pesa cuando el bolsillo está vacío,
las deudas susurran en un eco sombrío.
La riqueza no es vanidad ni mero capricho,
es la llave que abre puertas al alivio.

El pan en la mesa, un techo seguro,
no son lujos, son sueños de un mundo más puro.
El dinero no compra el amor o el cielo,
pero brinda la calma, un anhelo sincero.

Prosperidad, riqueza y humildad en unidad,
tres hermanas que transforman la realidad.
No compiten, se abrazan en sabia armonía,
una familia que nos guía día tras día.

El oro no canta ni abraza con fervor,
pero calma las tormentas de un día peor.
No llena de risas la casa vacía,
mas construye un refugio que da alegría.

El dinero no es amigo ni fiel confidente,
pero alivia el peso del alma doliente.
Como río que fluye en tiempos de sequía,
su curso sereno alimenta la vida.

No compra los sueños ni el amor verdadero,
pero allana el camino al viajero sincero.
Es la vela que enciende un puerto en penumbra,
donde la paz interior jamás se derrumba.

Prosperidad y humildad
De eso se trata.

Prosperidad y humildad

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