La Mentira (de Llamarte Amiga)

Soy la verdad vestida de mentira,
la voz ronca del amor hecho nudo.
Habremos de separarnos, lo sé,
pero antes habrá un tiempo de fuego y estrellas,
un pacto secreto entre la furia del mundo
y esta tregua insólita que encendemos juntos,
donde los abismos se colman de caricias
y los enemigos se rozan las sienes.

¿Quién maquilla de esmeralda la tristeza de los muelles?
¿De qué rebelde savia nacen los pájaros
que despreciaron todas las fronteras?
Dime, amor, ¿quién modeló tus manos de agua
y cinceló en tu pecho esa luz que desarma?
¿Quién sembró en tu voz la urgencia del canto
y dejó en tu risa
el eco de un universo en construcción?

Mientras tanto, allá, un molino espera,
con sus alas torpes, borrachas de viento,
sin comprender que hay cosas que nunca tocaremos,
que girar y girar no es llegar al cielo.
Mentira.

Cuando caigan las piedras del último diluvio,
yo no seré feliz.
Cada roca tendrá tatuado tu nombre
y querré salvarlo de entre las ruinas.

Mátame, amor, pero hazlo despacio;
clava con ternura tu cuchillo de nieve,
y al tocar el hueso,
déjame gritar tu nombre hasta romper el aire.
¿No ves que te amo?
¿No entiendes que hay un idioma de fuego en mi pecho
que aún no sabe pronunciarte?

Voy hacia ti herido de ternura,
con las manos llenas de sueños y raíces,
inventando flores donde sólo había cenizas.
Estoy solo.
Tengo miedo.
Y sé que nos separaremos.

Vendrá la tormenta, un diluvio de sombras,
y en su arrasadora indiferencia
la noche envolverá todo.
Pero yo seguiré aquí, un poco distante y roto,
amándote como quien guarda el secreto
de un naufragio en llamas.

Porque te amo.
Porque te amo y, sin embargo,
me llamo tu amigo.

mentira

Adopté una amiga

Adopté una amiga,
pero me dijeron que los amigos no se adoptan,
se cultivan con el alma,
y se riegan con sonrisas y abrazos.

Entonces, una amiga,
me abrió las puertas de su alma,
para que yo la riegue
con cariño, con respeto,
y la nutra con cada risa compartida,
con cada abrazo sincero,
tejiendo juntos los lazos invisibles
que sólo el corazón sabe construir.

Para que florezca una verdadera amistad,
es preciso prescindir de las diferencias
que puedan otorgar la edad, los honores,
las riquezas o el poder.

Algunas amistades duran en el tiempo
sin ganar verdadera confianza,
porque el único motivo para cultivarlas
debe ser la búsqueda de las virtudes
y el mutuo perfeccionamiento.

La amistad es una igualdad, una semejanza,
uno de los rasgos más bonitos de la vida.

Voy de nuevo: Adopté una amiga.
Pero oye, los amigos no se adoptan,
se cultivan con el alma,
y se riegan con sonrisas y abrazos.

 

amiga