A la memoria

A la memoria
De las palabras que dejaste de pronunciarme,
que optaste por sentir
y que por lo tanto se transformaron
en adivinanzas para mi corazón…

Girando como una noria,
Trompo inmóvil de tanto girar.
Tal vez si me busco no me encuentro,
Y si me encuentro, me voy.
Reparto en pedazos por la ciudad mi corazón
Si no estoy te extraño y si estoy
Me cuesta el amor que siento.

Concierto de flores amarillas,
Va la Luna, viene el Sol.
Perfume de flor de jazmín,
No tengas en cuenta ese beso que hoy te di,
Porque mañana temprano me tendré que ir.
Y estaré soñando como siempre…
En otro lado por ahí.

En la quietud de la noche,
el viento susurra tu nombre,
y cada estrella es un recuerdo
de los momentos que se fueron.
El tiempo, con su danza incansable,
dibuja en el cielo
la historia de los dos,
escrita con la tinta de los besos,
y los abrazos que quedaron suspendidos
en el aire de ese nunca existir.

Si las olas del mar pudieran hablar,
contarían de las promesas que el viento se llevó,
de las caricias que no se dieron,
de los sueños que quedaron dormidos
en la almohada de la madrugada.
Porque el amor es un viajero incansable,
que recorre distancias infinitas,
buscando refugio en un corazón que lo entienda,
y lo acoja sin condiciones,
sin preguntas, solo con la certeza
que, aunque el tiempo pase,
aunque las hojas caigan,
siempre habrá un rincón en el alma
donde la memoria de tu amor viva,
intacta, eterna, como un faro en la oscuridad.

 

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