Hay mujeres que han aprendido a navegar mares agitados,
acostumbradas a esquivar misiles disfrazados de halagos,
a levantar escudos antes de que el viento siquiera sople.
Se han vuelto expertas en el arte de la evasión,
con radares que detectan intenciones a kilómetros,
con defensas impenetrables, con el instinto afilado.
Pero cuando un hombre les habla con respeto,
cuando la conversación no lleva dobles intenciones,
cuando las palabras tocan el alma y no la apariencia,
entonces el sistema se desajusta,
los radares fallan, los escudos bajan,
y por un instante…
se encuentran navegando en aguas desconocidas,
donde la vulnerabilidad no es un riesgo,
sino un regalo.
Porque no siempre se trata de conquistar,
a veces, solo de conectar ✨