Murmullo de Soledad

La soledad duele, hace daño,
a veces, hasta se vuelve invisible.
Por mucho que la observes desde fuera,
nunca sabes lo sola que está
una persona por dentro.

Los silencios a veces hieren,
pero nunca como mil palabras vacías
de la soledad acompañada,
que hiela los huesos y seca el alma.

Miras hacia atrás,
y ves todo el camino recorrido,
miras adelante,
y solo encuentras el vacío.
Y es justo en ese instante,
cuando la distancia se hace presente,
que comprendes que ha comenzado
el principio del fin.

Es un momento de frialdad absoluta,
donde el eco de lo que fue
se pierde en la inmensidad
de lo que ya no será.
La soledad no es sólo estar solo,
es sentir que, aun rodeado,
el abismo se ha instalado en tu interior.

Es en ese dolor silencioso
donde se revela la verdad más dura:
que no hay compañía que alivie
la soledad de un corazón
que ya no encuentra consuelo.

soledad

El Murmullo del Viento

Te cuento una historia de viento, si de viento
Atroz es el tiempo
si nos dejamos atrapar en su juego,
siempre hay un momento en el que parar.
La vida y su escuela, escucha el murmullo del viento
que sabe más que lo que te dice en cada silbo.
A veces grita que Cupido vive en tus cabellos,
claro que el viento lo sabe,
calla conmigo el pecado y el precio
de ser un tipo común,
eternamente romántico;
un hombre simple que aprendió a compaginar
la ternura con la piel.
El viento susurra secretos, historias olvidadas,
teje sus murmullos entre tus cabellos
y me cuenta lo que los astros susurran
cuando la noche se viste de sueños.
Cupido, travieso, se esconde en tu aroma
y el viento lo delata con un suspiro.
Yo, un hombre simple,
me dejo llevar por la brisa,
dejando que la ternura de mis manos
encuentre refugio en tu piel.
En cada caricia, en cada roce,
el viento es nuestro cómplice,
guardando nuestros secretos,
nuestras confesiones de amor susurradas al oído.
En el juego del tiempo, aprendimos a detenernos,
a saborear el instante, a dejarnos envolver
por la magia del momento,
donde la eternidad se encuentra en una mirada,
en un beso suave como la brisa de la mañana.
Soy un romántico sin remedio,
un poeta de lo cotidiano y en tu compañía,
la vida se convierte en una melodía dulce,
un poema eterno, donde cada verso es una promesa,
cada palabra, una caricia, y cada silencio,
un espacio sagrado donde nuestros corazones
se encuentran.
Así, el viento nos guía, nos susurra caminos,
nos canta verdades y en su danza,
descubrimos que el amor es la más bella
rebelión contra el tiempo, una llama que arde,
brillante y constante,
en el corazón de dos almas que aprendieron
a encontrar la eternidad
en cada instante compartido.

 

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