Cielo Negro

Cielo negro de tormenta,
el viento arrastra
lo poco que queda.
Densos nubarrones
presagian mal tiempo,
pero no traen agua que redima
la tierra reseca,
son semblantes cabrones,
que nos la jalan día tras día.
Malos tiempos
para quienes escriben,
entre ovejas mansamente dóciles,
un carnero atraviesa el campo.

Llueve, y no es poco.
Los pecuniarios frotan las manos,
yo los miro,
de lejos, al resguardo.
Cielos grises, nubarrones espesos,
mientras los que dicen
saber de letras
han olvidado la poesía
que duerme en una falda,
y solo elogian
divisas ya desgastadas,
haciendo promesas
que nunca cumplieron.

Triste y dormida
quedó la cultura,
la grandeza apagada,
la impronta del poeta.
Entre truenos y luces
de falsos relámpagos,
sólo se leen manuscritos
que cuentan seguidores
y no palabras.

El carnero, ahora reo,
el interesado,
villano declarado,
mientras negros nubarrones
presagian
tormenta sobre las letras.
Las almas se encogen,
y las palabras, antes libres,
se ven atrapadas
en el eco vacío
de un aplauso inerte
que nunca sonó.

cielo negro