Ojos de Mar y Cielo

En tus ojos reflejado el mar,
profundo y misterioso, lleno de secretos.
Tus labios, horizonte donde el cielo
y el océano se encuentran,
una línea etérea, forjando sueños y aventuras.
Allí, en el borde mismo de tu sonrisa,
se oculta el deseo de explorar lo desconocido,
caminando las arenas, quizás la foto perfecta.

Tu voz, el susurro de las olas en la noche,
envuelve en un canto de sirena.
Cada gesto tuyo, una brisa marina,
que refresca tu espíritu y lo llena de vida.

En la bruma de la mañana, tu mirada un faro,
guiando corazones perdidos entre tempestades.
Cada parpadeo, un reflejo, una captura
de estrellas en la mar nocturna,
un faro en la distancia que susurra promesas.

El viento lleva el eco de tus risas,
olas que rompen suavemente
en la costa de mil pensamientos.
Y así, navegando en tu presencia,
suspiro que se pierde y se encuentra,
como un marinero que siempre busca,
pero nunca quiere hallar el final.

Tu sonrisa, un atardecer en tierras lejanas,
donde el sol se encuentra con el mar en un beso eterno.
Cada risa tuya, una melodía que el viento susurra,
envolviendo el corazón en un lazo de ternura.

Tus abrazos, un puerto seguro,
un barco sosiego, descanso y consuelo.
En cada foto, siento la caricia del viento,
que me lleva a las costas de tu amado Cantábrico.
Fotos que flotan suaves,
acariciando pensamientos.
Risas, campanas en la distancia,
Que resuenan en el valle de los sueños.

Tu amor,  un faro en la tormenta,
guía de caminos en la oscuridad.
Eres el ancla que sostiene,
y el velero que lleva a soñar.
En cada foto, en cada postal
con epígrafe Belén Sisto.

 

mar

Tus ojos

En el jardín de tus ojos, encuentro el néctar de la pasión, entre susurros de amor y suspiros de deseo. Una voz adentro me dice: cuidado, es muy fácil sentir que se ama, confundiendo amor con propiedad. Eso no es amar, es lastimar, adueñarse de la libertad.

No finjas.

Cada palabra tuya es un verso con destino a un corazón, cada caricia, una sinfonía de emociones. Vuelve a avivar el fuego donde arde la risa bien adentro de tu corazón. En el rincón de más calor, vive y baila la danza eterna del amor.

Cada día, nos pesa más la carga de valorar las cosas sólo cuando ya no están. El amor verdadero no busca poseer, sino liberar, no lastima, sino sana. En el jardín de tus ojos, florece la autenticidad y en cada risa compartida, en cada caricia sincera, encontramos la esencia de lo que significa realmente amar.

Así, en la danza eterna del amor, cada paso es un peldaño hacia la belleza de la libertad, de la necesidad de vivir y valorar el presente y de la magia que reside en cada rincón cálido de nuestro ser.

 

Tus ojos