Pienso (El arte de soltar)

A veces pienso en los años vividos,
en las almas que cruzaron mi camino,
en los rencores que alguna vez guardé.

La vida tiene formas curiosas de enseñarnos,
de susurrarnos que el peso del resentimiento
solo nos atrapa a nosotros,
mientras aquellos a quienes dirigimos el rencor…
ni siquiera se dan cuenta.

No sé si hay una edad para olvidar,
quizás sea un regalo del tiempo,
un eco de la sabiduría que llega sin prisa.

Hubo un tiempo en que me aferré
a cada agravio como si fuera parte de mí.
Cada traición, cada injusticia,
tejían una lista interminable de heridas.

Pero con los años,
esa lista se tornó demasiado pesada.
Comprendí que el perdón no es para quien hiere,
sino para quien desea sanar.
Es un acto de liberación,
una puerta que se abre hacia la paz.

No sé cuándo ocurrió,
pero un día miré atrás
y los rencores ya no estaban.

Ahora prefiero llenar mis días de amor,
rodearme de quienes iluminan mi vida,
abrazar la tranquilidad de hacer las paces
con mi propia historia.

Si me preguntas a qué edad se olvida el rencor,
te diré que no es cuestión de años,
sino de sabiduría.

Cuando comprendes que el perdón
es un regalo que te haces a ti misma,
la vida se vuelve más ligera,
más amable…
y mucho más hermosa.

Pienso…

🐬 Laura 🐬

pienso

La Magia de Soltar y Creer

Soltar es abrazar; creer es soñar,
el bullicio de la vida en los sonidos del silencio.

La paz llega como brisa serena, cuando sueltas
lo que no puedes domar; porque atarse a los pies de otro ser
es olvidar que nacimos para volar.

Nada que escape a tu mano merece un rincón en tu mente;
la vida sigue su curso constante con tu mano o sin ella, siempre.

Mas hay un hechizo en compartir la vida, una chispa que enciende la noche estrellada; la magia se viste de luz infinita cuando crees en ti y en cada jornada.

El tiempo, maestro silencioso, teje hilos de horas y desvelos; nos vuelve selectivos, introspectivos y aprendemos que la soledad es un anhelo.

Estar solo es un lujo sagrado, aunque ojos ajenos lo llamen apatía;
pero pocos descubren que el amor, la amistad y la lealtad son vida.

Existen, palpitan, son reales, no son cuentos ni sueños alados;
lo que falta no son sentimientos, sino almas que sepan llevarlos de la mano.

Así, entre luces y sombras, seguimos creyendo, amando y sintiendo;
pues en la magia de soltar y creer, hallamos la esencia de un corazón latiendo.

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Aprender a soltar

Aprender a abrazar
es tan importante
como aprender a soltar.
Si alguien te ofrece su mano,
apriétala con fuerza,
pero si te pide o sientes,
que necesita que la sueltes.
Déjala ir.
Ciertamente soltar es vivir.

Es el aire que llena los pulmones,
tan necesario y esencial,
como los afectos y los abrazos.
Aferrarse es detener el tiempo
y  el tiempo,
en su esencia,
es un susurro efímero.

Las sonrisas,
esas sí saben volar,
son abrazos que rompen distancias,
puentes invisibles entre corazones.

Escucha a tu corazón,
sabe más de lo que imaginas,
es el motor de sueños
que vuelan alto,
a donde la mente no puede llegar,
saltando de flor en flor,
de estrella en galaxia,
navegando el cielo
al ritmo de tus latidos.

Es un viaje guiado por el sentir,
donde los sueños dibujan el camino
y el corazón siempre sabe la dirección.

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