Sortilegio

La vida, con su magia intrínseca, es un eterno sortilegio.

Nos ofrece la posibilidad de reinventarnos una y otra vez. Cada final es simplemente el preludio de un nuevo comienzo y en ese flujo continuo, encontramos la belleza de nuestra existencia. En cada amanecer, la promesa de un nuevo día se revela; en cada anochecer, la certeza de un renacimiento se esconde en la oscuridad.

El comienzo y el fin no son opuestos, sino complementarios. Están entrelazados en un baile eterno, donde cada paso hacia adelante es también un regreso a lo esencial. Al final del camino, encontramos el mismo punto de partida y antes del primer paso, ya llevamos en nuestro interior el conocimiento del último.

Esta dualidad es el sortilegio de la vida, la fuerza que nos impulsa a seguir adelante, a buscar nuevos horizontes y a aceptar los cierres con gratitud. Es la comprensión que, en cada ciclo de vida y muerte, de inicio y conclusión, reside una oportunidad para crecer y aprender.

La maravilla del sortilegio de la vida nos invita a abrazar tanto los comienzos como los finales, a entender que ambos son necesarios para nuestro desarrollo y que, en el fondo, son simplemente distintas facetas de la misma moneda. Al aceptar esta verdad, encontramos paz en el flujo constante de la existencia y nos permitimos ser parte de la danza infinita del universo, donde cada momento es a la vez un adiós y un saludo, un fin y un nuevo comienzo.

Vive feliz 😊

 

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