Se va la tarde.
Hasta el gran árbol perdió sus hojas,
según la estación; cómo negar nuestro cambio.
Cuando fuimos niños, algún detalle pudo escapar,
éramos niños, sobraba tiempo.
Cuando se fue el niño,
se acabó la oportunidad.
Nos falta tiempo, nos falta vida.
Me gusta gustarte,
me gusta ser yo.
Me llenas con tu magia,
gotas de sentimiento,
que caen suavemente en mi ser,
nutriendo cada rincón,
reviviendo cada emoción.
Somos como ese árbol,
cambiando con las estaciones,
perdiendo hojas, ganando sabiduría,
renaciendo con cada primavera.
El tiempo vuela, la vida avanza,
pero en tu mirada encuentro
la eternidad de un momento,
la magia de un susurro.
Me gusta gustarte,
me gusta ser yo,
el espíritu crea magia,
el tiempo se detiene,
y el niño dentro de nosotros
vuelve a soñar, a jugar,
a vivir sin prisa, sin miedo.