A veces suele mentirnos la verdad
y cuánto duele.
El vacío de los bullicios,
el grito de los silencios, tan profundo.
Nada como la vida lejos de la ciudad,
donde el alma respira,
lejos de la grasitud de las grandes capitales,
el colesterol de las almas vivas.
La vida en sol mayor,
una melodía en el viento,
el grito suspendido en un sí,
en clave de amor.
En los campos,
la serenidad se despliega,
en el susurro de los árboles,
en el canto de los ríos,
encontramos la pureza,
el sentido verdadero.
Lejos del ruido y la prisa,
donde el alma renace,
donde los sueños
se entrelazan con la realidad,
donde el corazón encuentra su ritmo
y la vida se convierte
en una sinfonía de paz.
Que cada día sea un acorde perfecto,
que cada momento sea una nota de armonía,
en esta canción de amor y esperanza,
que es la vida,
en su más pura esencia.