El Silencio y Sus Voces

Hay personas que no pueden, no saben
estar en medio del silencio…
una TV encendida, personas siempre cerca,
con su eterno murmullo.
Auriculares en la sien. Historias de una realidad.
Cuando para otros, el silencio
no es una ausencia de sonido
sino una música para las almas sensibles;
así los sonidos se convierten en voces
y cada voz tiene una razón, un lugar,
un porqué en el rompecabezas de la vida.

Un día encontraremos las voces perfectas
para cambiar los murmullos y serán simples.
Notas en el pentagrama de la naturaleza.
El silencio, a veces incomprendido,
es un refugio para aquellos
que saben escuchar más allá del ruido,
más allá de lo evidente.
Para ellos, el silencio no es vacío,
es plenitud, es la melodía sutil
que susurra secretos del alma,
la música que brota del corazón de la tierra.

Cada murmullo del viento, cada susurro del agua,
cada crujido de las hojas al caer,
se convierten en notas de una sinfonía eterna,
donde cada sonido tiene su lugar,
su momento, su razón de ser
en este vasto rompecabezas.

Hay quienes buscan llenar el vacío con ruido,
temiendo enfrentar la soledad,
mientras otros encuentran en el silencio
un diálogo íntimo con el universo,
una comunión con lo infinito.

Es en ese silencio donde las almas sensibles
descifran los mensajes ocultos,
donde las voces del pasado y del presente
se entrelazan en una danza armoniosa,
donde cada nota es una pieza vital,
un eco de amor, de esperanza, de vida.

Un día, cuando aprendamos a escuchar
con el corazón abierto,
encontraremos las voces perfectas,
esas que resuenan con la verdad más pura,
esas que son simples y auténticas,
como las notas de una canción antigua,
que la naturaleza ha cantado siempre.

Y entonces, el ruido se desvanecerá,
dejando espacio para una música nueva,
una sinfonía de simplicidad y belleza,
donde cada sonido, cada voz,
tendrá su lugar sagrado,
y nosotros, con el alma despierta,
seremos capaces de entender
el lenguaje profundo del silencio,
esa melodía que nos une a todos,
en el gran pentagrama de la vida.

 

silencio