Como torrentes.
Cambiamos, nos reinventamos,
creemos ser los mismos,
¿acaso lo somos?
Quizás sí, o seguramente no,
tan solo otra de las posibles versiones
que hay de nosotros mismos. Infinitas.
Cambiamos en aspecto y en lo profundo,
en risas y en lágrimas,
como el río que nunca es el mismo,
en el eterno fluir de la vida.
Cada día, una nueva faceta,
una versión distinta de nuestro ser,
un reflejo en el espejo del tiempo,
una metamorfosis sin fin.
Somos hojas en el viento,
cambiando con cada estación,
raíces profundas que se transforman,
pero nunca olvidan su origen.
Así, seguimos, siempre en movimiento,
en el baile constante de la existencia,
redescubriéndonos a cada paso,
en el maravilloso viaje del ser.
«una metamorfosis sin fin.» Reinventándonos! Este poema me ha llegado especialmente, compañero.. gracias por compartirte! ❤️❤️❤️
¿Qué sería de la vida sin el cambio? ¿Qué sería del universo si todo fuese inamovible y estático? Nada escapa a esa ley del movimiento y el eterno fluir. Nosotros tampoco. En el constante vaivén de la existencia, encontramos crecimiento, aprendizaje y renovación. Como el río que nunca cesa de correr, somos llevados por corrientes invisibles hacia nuevas orillas, desafiados a adaptarnos y a descubrir nuevas partes de nosotros mismos. En ese fluir, en ese perpetuo renacer, reside la verdadera esencia de la vida.