Tus cartas,
las publicaría, lo aseguro
como el más profundo y sensible
poema de vida.
No hablan de amor
ni de promesas vacías,
sólo de vida y sabiduría,
de verdades que resuenan
en el eco de mi alma.
Las leo, releo,
y a veces vuelvo a leer,
como quien busca en cada línea
una razón para seguir,
una chispa de esperanza
en medio de la oscuridad.
A veces, en tus palabras
encuentro el consuelo
que necesito para tomar aire
y seguir viviendo.
Son sueños que no conducen a besos,
pero susurran al viento,
trayendo consigo tus suspiros,
acariciando mi alma
con una dulzura que solo
tú sabes dar.
Cada palabra tuya
es una medicina para mis heridas,
una caricia que las calma,
creando sinfonías de armonía y paz
en el silencio de la noche.
Tus cartas son más que letras,
son melodías del alma,
un refugio donde encuentro
el sosiego que tanto anhelo,
una conexión profunda
que me recuerda lo esencial
en este caótico mundo
Y mis dolientes heridas.